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¡Qué contraste entre Messi y Cristiano!

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Messi subió al fin a los altares, Cristiano se apresta a ir a Arabia, sintiéndose defraudado con su agente, Jorge Mendes, al que culpa de no encontrarle un destino a su gusto. Pero ¿qué destino a su gusto puede haber ya? Los años pasan, no es que el fue, su línea de 50 goles fue disminuyendo y ahora no podría ofrecer un número de goles que aunque menor justificase sus pretensiones económicas y sus liberalidades tácticas. Pasó por la Juve sin mayor gloria, pinchó en el United, se quiso ir a final de temporada a algún equipo Champions, no lo encontró, se quedó molesto y renegando. Ya no le aguantan y le dijeron tanta gloria tengas como paz dejas.

Sin equipo, le quedaba el Mundial con Portugal, pero ya vimos lo que pasó: suplente de un equipo al que eliminó Marruecos en cuartos. Es una lástima verle así, tan desacomodado y resulta un contraste tremendo al lado de Messi, con el que se codeó tantos años, arrebatándole balones de oro y protagonizando un pulso que atrajo a la opinión pública de todo el planeta, envuelto como venía en esa rivalidad centenaria que alcanzó dimensión universal con el nombre de ‘El Clásico’. Les separan más de dos años, que en esos altos rangos de edad pesan mucho. Pero les separa algo más: Messi no hizo su juego dependiente del físico, él, sí.

Messi jugaba por instinto y talento y fue escalando peldaños de sabiduría hasta este tope que ahora vemos, cuando puede permitirse ganar el Mundial caminando. Cristiano fue un decatleta que jugaba bien al fútbol. Su rendimiento estaba ligando a esa condición física superior, que cuidó con esmero. Pero ya no la tiene, el tiempo se la llevó. Y de ‘lo otro’, de ese fútbol que brota más de la cabeza que de las piernas, no tiene tanto como quisiera creer. Esto tiene que ser duro para él, que tantos años se midió con Messi, hasta hacer de eso una obsesión. Pero ya no es el que fue, lo ve todo el mundo menos él mismo. Es un hombre joven para todo menos para el fútbol.