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Los atléticos y Vini pueden dar una lección de vida

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Seis de las 14 preguntas que le hicieron ayer a Ancelotti en la sala de prensa (casi la mitad) fueron sobre el caso Vinicius. Malo para el Madrid, y también para la joven estrella, que hoy tiene una ocasión de oro para demostrar lo buen futbolista que es sin necesidad de aditivos. Toda la presión, y más aún sin Benzema en el campo, está sobre sus hombros. Por eso la situación exige que se abstraiga y que se centre en disfrutar como sabe hacerlo en el campo. Es normal que el Madrid salga en su defensa. También que lo hagan sus compatriotas y los medios de su país. Y que él, dolido ante tanto comentario racista vertido por descerebrados en las redes sociales, siempre escondidos en el anonimato, pasara a la acción con un extenso comunicado.

Hay que recordar que todo esto comenzó con la actuación de Vini ante el Mallorca donde Aguirre, viejo zorro del fútbol, intentó sacarlo del partido con sus comentarios desde la banda. Cosas del fútbol que, como dijo el mexicano, se quedan en el campo. Puede que Koke quisiera hacer lo mismo cuando dijo que si Vini baila para celebrar un gol en el Metropolitano “habría lío seguro”. Está claro que se equivocó. Pero ese debate sobre si los jugadores filigraneros son provocados o provocadores es tan viejo como el fútbol, y no tiene nada que ver con el racismo que el bueno de Vini ha tenido que soportar en las últimas horas. Me encantaría que marcara y que lo celebrara como le saliera del alma. Y que, además, le saliera de una manera respetuosa con el rival y la afición contraria. Me encantaría que antes de que eso suceda, algún jugador del Atlético se acercara a él en el césped y le hiciera un gesto cómplice y cariñoso a ojos de toda la afición atlética para que los ánimos se calmaran. Algo parecido a lo que hizo Morata (“es un buen chico”). Me gustaría, en definitiva, que este chaval de 22 añitos saliera fortalecido del mal trago por el que ha tenido que pasar sin merecérselo.