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Lástima de empate: el Barça fue mejor

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Regresar del partido de octavos con un empate no es para quejarse, pero en este caso es una lástima, porque el Barça hizo para merecer más. Sobre todo durante la primera media hora del partido, quizá el tramo de juego más convincente de los de Xavi en toda la temporada. Feroces en la presión, desconcertaron al Nápoles, al que vimos medroso. Y como Gündogan y Lamine estaban muy lúcidos en el área local se sucedían jugadas de peligro. Por momentos pareció que anoche iba a quedar resuelta la eliminatoria, pero el gol no llegó en esa larga fase de juego espléndido. A la media hora la marea del Barça cedió y el Nápoles alcanzó el descanso sin daño.

Eso sí, en la segunda mitad llegaría el gol que quedó a deber en la primera. Fue en un excelente pase interior de Pedri a Lewandowski, que se revolvió y tiró con precisión de cirujano. Dos aciertos enlazados, el del mediapunta y el del punta. No hace falta más para un gol. Fue la mejor acción de Pedri, futbolista excelente pero con menos continuidad de la que tuvo en sus inicios, antes de aquella larga ausencia. En cuanto a Lewandowski, sigue ahí. No es el de antes, va reduciendo su radio de acción, hay que alimentarle arriba, pero cuando le llega un balón en condiciones y cerca de la portería saca el asesino que lleva dentro.

Luego le faltó serenidad al Barça, no llevó el partido a lo que le convenía, el control en el campo contrario. El Nápoles, urgido por la necesidad, mejoró con los cambios, fue arriba, metió mucho balón alto, que la defensa culé controló bien, y un pase interior de Anguissa a Osimhen que éste pasaportó a la red tras quitarse a Íñigo Martínez por fuerza corporal. Fue la única llegada de peligro del Nápoles, que la rentabilizó al cien por cien. No tiró más a portería. La eliminatoria se resolverá en Montjuïc, partido que esperaremos con la nostalgia de lo que pudo ser y no fue, pero con la convicción de que jugando así pasará el Barça.