Hastío arbitral y poco más

El Real Madrid se sobrepuso al artificial penalti, igual que el del Girona en San Mamés, y fue mejor que el Atlético en el derbi. Le bastó para empatar e incluso pudo haber ganado, porque los de Simeone ofrecieron su versión más pacata y menos atrevida, la del que va con miedo al Bernabéu. Demasiada precaución en un equipo con jugadores tan talentosos como Griezmann o Julián, que estuvieron más cerca de su área que de la de Courtois. Los blancos jugaron más enchufados que otras veces, apretando y metiendo intensidad. Todo el mundo corrió más que otros días, no hubo reproches para nadie, pero faltó claridad en el ataque, donde solo brilló de verdad Rodrygo, que se encargó de superar con acciones individuales la telaraña rojiblanca.

Mientras el Cholo refrescaba su once, Ancelotti no hizo cambios hasta el minuto ochenta, como si no tuviera nada en el banco mejor, por ejemplo, que un agotadísimo Bellingham. Si con este apretadísimo calendario los suplentes no pueden aportar, al Madrid se le va a hacer larga la temporada. Pep, en cambio, pudo dar descanso a unos cuantos titulares el fin de semana y ha fichado gente joven en enero. Atención a esto, porque una pequeña diferencia de vigor o de frescura puede resultar decisiva en una eliminatoria que va a exigir un esfuerzo extraordinario a los dos equipos.

Siempre que no haya un penalti moderno, cuando un futbolista siente una pequeña pisada, se tira y revuelca simulando tremendo dolor y el VAR obliga al árbitro a castigar una jugada que ya había juzgado como natural de un juego que ya han cambiado.

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