No me toques las palmas.- Si al Barça le tocas las palmas -es decir, si le marcas dos goles de entrada- prepárate para lo peor. El equipo de las remontadas es el blaugrana a pesar de la fanfarrias del de enfrente, que sigue sin remontar nada. El Barcelona, una vez más, ganó a Mbappé (lo mejor que tiene el Real Madrid junto a Courtois), al que más no se le puede pedir. Honor al francés que es un martillo para el Barça y una bendición para sus exequipos. Pero ya había dicho en la previa Hansi Flick que “la Liga es el torneo más honesto”. Y en esta ecuación, lo de los blancos no se acepta en los estatutos. Lo peor que te puede pasar ante el Barcelona es que te adelantes en el marcador. Esta pandilla sin miedo liderada por Lamine Yamal suma ya seis partidos este curso levantando desventajas de dos goles en contra.

Las presiones funcionan.- Después de reunirse 48 horas antes del partido con el árbitro del encuentro, el Real Madrid se encontró con que unas manos de Tchouameni en el área se iban al limbo por estar en “zona baja”. Motivo suficiente para que el Barcelona, si tuviera televisión, montara un pollo. Básicamente, porque su mano era la misma que la de Fermín en el imaginario 5-2. Al final es lo que decía Guardiola: “para ganar al Madrid hay que superarles de largo”. Si no, se puede acudir a Barrio Sésamo: “Arriba y abajo”; “antes y después”.

Futuro prometedor.- El futuro de este Barcelona adolescente es esplendoroso. Casi perfecto. Le ha ganado dos títulos al Real Madrid en el cara a cara (Supercopa y Copa del Rey) y tiene al alcance de los dedos de la mano el título de Liga. En una temporada en la que el Madrid iba a ganar el septete, los blaugrana les han ganado ya cuatro veces seguidas (cinco si contamos el amistoso de Estados Unidos). La temporada de Mbappé cada vez se parece más a la de Petrovic. Y en ninguna de las dos fue culpa de las estrellas blancas. Jugadores ambos de leyenda y que estuvieron muy por encima de la institución. La ‘Liga de Petrovic’ fue de Epi y de Norris y la de Mbappé lleva sello de ser la de Lamine Yamal.

Derrota a la bipolaridad.- El Barcelona vive en el drama ficticio y el Madrid en la euforia imaginada. Debería haber un punto medio entre ambas instituciones y este punto lo marca el fútbol. El Barça juega mucho mejor que el Real Madrid a pesar de tener menos estrellas. Lo que le pasa al Madrid es que no tiene idea, pero eso es otro debate. Antes de empezar el partido, había barcelonista aterrados de manera ilógica y madridistas entusiasmados ilógicamente también aferrados a una quimera estrambótica. Al final, se impuso la lógica. Ganó el mejor equipo con las dificultades de una mochila digna de psicoanálisis. El Madrid, por cierto, también debería pasar por el diván para bajar humos. Es demasiado pavero.

La honestidad.- Lo que está fuera de toda duda es lo que dijo Flick: “La Liga es el título más honesto”. No se han cumplido 38 jornadas y podría pasar una debacle, pero el Barça le ha pasado la mano por la cara al Madrid cada vez que se han encontrado. Y si no se la pasará en el Mundial de Clubes es porque los catalanes no se han clasificado. Lamentablemente, creo que Ancelotti tampoco estará en Brasil. Así que las chulerías, para la lasaña que se come tras las malas noticias. Buen intento y buena suerte, Carlo.

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Lamine Yamal.- Aquí hay que parar máquinas. Porque en cada partido que el Barcelona ha tenido perdido de inicio ha aparecido un chaval de 17 años llamado Lamine Yamal que ha dado la vuelta a la tortilla a base de golazos, jugadas y regates. Le quedan muchos años a Lamine Yamal para amargar la vida de todo aquellos que no son del Barcelona. Futuro perfecto.

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