El oro y el plomo
Todos los equipos que siguen al Atleti están jugando mejor que los madrileños. Llevamos mes y medio sin jugarnos casi nada, y jugando casi a nada.
Vaya semanitas nos está regalando el Atleti, madre del amor hermoso. Es un castigo, nos han castigado a los aficionados. En Pamplona, otro horror. Todos los equipos que siguen al Atleti están jugando mejor que los madrileños. Llevamos mes y medio sin jugarnos casi nada, y jugando casi a nada. A ver si acaba este suplicio.
Apenas un tercer puesto en la Liga, que parece ser nuestro sitio natural, por más que duela a algunos. A mí no me duele, la realidad nos pone en ese sitio a menudo, magnífico sitio por otro lado, privilegiado sin duda alguna. Un tercer puesto en la Liga es un puestazo, aunque a todos nos gustaría subir uno o dos escalones, por supuesto. Y, de hecho, de vez en cuando, pasa. Pero últimamente nos merecemos, incluso, estar más abajo. Motivación cero.
También está en juego el Zamora para Oblak, merecidísimo trofeo si al final se lo lleva. Ese señor se ha ganado a pulso estar en el Olimpo Rojiblanco, con su nombre en letras de oro. El mejor portero del mundo. Y me da igual lo que digan y lo que opinen otros. Eso sí, que los jefes pongan pasta y mejoren esa defensa, por favor...
Pero al final todo se resume en muy poca cosa: un tercer puesto y un Zamora es casi nada, teniendo en cuenta las aspiraciones de principios de temporada.
El otro día, tras el partido de Cornellà, mientras en el vestuario del Barcelona se celebraba el título de Liga, en RMTV ponían la película Para mí el oro, para ti el plomo. La verdad es que me pareció curioso, incluso divertido. Puedo imaginar perfectamente al programador de dicho canal pensando “¿y ahora qué ponemos, qué coño ponemos?”. Y debieron pensar que ese título podría ir bien. Aunque en esta ocasión podría haber sido al revés, perfectamente. Para ti el oro, para mí el plomo.
En fin, enhorabuena Barça, si habéis sido los mejores, y además con diferencia, se dice y ya está. Lleves la camiseta que lleves. La mía es rojiblanca, y lo digo bien alto. Merecen todos los honores. Mucho oro y poco plomo.
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