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El Madrid silencia el ruido

La 25ª jornada de la Euroliga ha llegado acompañada de más ruido que de costumbre para el Real Madrid. También para el Barcelona, que juega este viernes. Los dos venían de pegarse un topetazo en la Copa del Rey, un torneo donde siempre se presupone su superioridad y donde no siempre ofrecen el ciento por ciento. No jugaron bien. Y ambos tropezaron con la misma piedra: el Unicaja de Ibon Navarro. Sus derrotas han elevado esta semana el altavoz de las críticas a sus respectivos entrenadores, Chus Mateo y Saras Jasikevicius, de quienes se ha cuestionado incluso su continuidad. En el caso del técnico madridista, además, es el pan nuestro de cada día desde que comenzó la temporada, porque nunca ha podido salir de la alargada sombra de Pablo Laso. Haga lo que haga. De nada sirve que sea el líder de la Liga ACB, o que avance codo con codo con el Olympiacos en Europa. Cada vez que el Madrid hace un mal partido, las voces apocalípticas arrecian de nuevo contra Mateo.

Por eso el choque frente el Zalgiris no era un choque cualquiera. Bueno, por eso, pero también por el inquietante antecedente del año pasado en la misma resaca copera. Su derrota en la final frente al Barça marcó entonces el inicio de una racha desconocida: 12 partidos perdidos de 16. Tras caer en Granada, su primer rival fue también, casualidades de la vida, el Zalgiris de Kaunas, que pisoteó al Madrid con un resultado humillante: 68-47. En aquella época, conviene recordarlo, el entrenador era Laso. Pero la paciencia que se tuvo entonces con el vitoriano, bien ganada por su palmarés, no se tiene ahora con su sucesor desde una nutrida parte de la afición. En estos casos, la mejor respuesta para acallar el griterío, y para devolver al equipo a un estado de tranquilidad, es ganar. Y eso es lo que hizo este jueves el Madrid. Ganar. Sin titubeos.