El Madrid despertó a tiempo
Era importante el partido de octavos contra el Celta por varios motivos. El más obvio, clasificar y seguir optando a un título. El segundo, y en absoluto menos importante, dejar atrás la final de la Supercopa, tanto por el resultado como por la imagen. Hubo tres partidos en uno.
Un Madrid algo más fiable y solidario consiguió poner distancia en el marcador, sin brillantez ofensiva pero sí con solidez en la portería propia. Después del 2-0, zozobra y vuelta a las andadas. Falta de tensión, de concentración, que provocan errores defensivos que penalizan demasiado y que llevaron la eliminatoria a la prórroga.
En el tiempo extra, sin Vinicius y Mbappé, apareció Endrick. El joven carioca, que había desaparecido por completo de la rotación desde hace un largo periodo de tiempo, se sacó un tremendo disparo de zurda para traer la tranquilidad al Bernabéu, a Ancelotti y a todos sus compañeros.
El equipo siguió apretando y no se vino abajo por perder la ventaja inicial, buena noticia. Notas positivas y también negativas. El Madrid debe mejorar mucho en el trabajo sin balón en todas las situaciones del juego. Desde la presión colectiva, la presión tras la pérdida, la defensa del bloque medio-bajo y la defensa del área. Si no es así, va a ser muy complicado estar cerca de ganar los grandes títulos.