El fenómeno Evenepoel
Remco Evenepoel lo volvió a hacer. Sus portentosas exhibiciones ya no son una sorpresa, lo que no significa que tengan menos mérito. El belga del Quick Step se impuso en la Clásica de San Sebastián con un ataque en solitario a 46 kilómetros de la meta. Un recital que recuerda a su victoria de la presente campaña en la Lieja-Bastoña-Lieja, su primer Monumento. Y también a su primer éxito en el WorldTour, en 2019, cuando deslumbró con sólo 19 años en esta misma carrera donde este sábado encandiló a los aficionados vascos, que ya le han adoptado como un ídolo propio. Aquel triunfo le colgó una etiqueta de estrella demasiado pronto. Y lo pagó. Al siguiente verano sufrió una terrible caída en el Giro de Lombardía, en pleno pulso con resabiados veteranos, que le dejó algunas secuelas psicológicas en las bajadas, ya superadas. Una temporada después, Evenepoel sufrió las consecuencias en su debut, infructuoso, en el Giro de Italia. Era su primera grande. Y suspendió con muy mala nota. Un efecto de la exigencia prematura, de la coronación pública de campeones antes de tiempo.
Evenepoel ha perseverado. Y vuelve a recordar al fenómeno que siempre proyectó. Este curso suma 11 triunfos, para un total de 33, que son muchos a sus 22 años. Lo mejor es su estilo, que entronca con el ciclismo actual, con el gusto por el espectáculo, con el disfrute del camino aunque a veces no se alcance la meta. Remco integra ese genuino club donde brillan Van Aert, Van der Poel, Pogacar, Vingegaard, Pidcock… Con ellos en carrera sabes que puede suceder algo excepcional. El belga ha ganado en San Sebastián veinte días antes de participar en su segunda grande: la Vuelta a España. Una reválida de su asignatura pendiente. Ahí deberá demostrar si puede con las tres semanas. Lo contrario tampoco es una tragedia: el calendario es amplio. Pero él tiene ese deseo. Y la afición, también.