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Cristiano se adentra en la decadencia

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Recuerdo haber escrito en su día que aquel me pareció un buen momento para que el Madrid licenciara a Cristiano. Lo tuvo 9 imponentes años con el saldo de 450 goles. La última temporada ya no llegó al registro de 50 (o más) de otros años, aunque sí facturó 43 en 43 partidos. En todo caso se adivinaba su decadencia y un jugador así, tan singular, tan imposible de encajar en cualquier sistema que no consista en todos para él, compensa cuando marca incesantemente. Cuando sus cifras se reducen a las de un simple buen goleador aparecen los problemas. No presiona y el entrenador tiene que buscárselas para compensar ese déficit en el juego colectivo.

Ahora se quiere ir del United, que le contrató para ‘dos años más uno’, porque no se ha clasificado para la Champions. Me parece un planteamiento egoísta. Podría pensar que el año anterior, sin él, el United sí se clasificó, fue segundo. Sólo ha aportado 24 goles, así que ha sido parte del problema. Como le pasó en la Juve, que le contrató para ganar la Champions y salvo aquel ‘hat trick’ ante el Atlético no estuvo a la altura de las expectativas. Con él la Juve cayó un año en cuartos y dos en octavos. Y la liga del tercer año no la ganó, después de nueve consecutivas. Su final allí fue malo, escogió irse al United y al cabo de un año estamos en estas.

Da pena verle así, como la falsa moneda, ofreciéndose al Barça y al Atlético para fingirse en el candelero y ver si algún incauto pica. Un proyecto Champions, un proyecto ganador, pide. Pero en algún momento tendrá que pensar que en sus días buenos el proyecto era él, que esa era su importancia y eso justificaba los halagos, las pleitesías y los ingresos (31 millones limpios cobra aún). Pero el tiempo pasa y por muy ejemplarmente que se haya cuidado no son lo mismo los 37 que los 27 en un hombre que se apoyó, más que en su juego, en su vigor descomunal. A todo jugador le cuesta resignarse a la decadencia pero, antes o después, llega.