El secreto de Ancelotti es sencillo. Sabe de fútbol como el que más. Fue cocinero antes que fraile. Le metió un golazo a Buyo en San Siro en la terrible noche del 5-0 del Milan de Sacchi. Y como entrenador lo ganó todo. Pero no se dio importancia. Siguió trabajando con el espíritu del becario. Innovó sin presumir. Encontró la medida para traernos la soñada Décima en Lisboa.

Le echaron de forma injusta un año después. Pero no rajó. No se quejó. Hizo vida. Siguió sembrando. Dejó su sello en Múnich, Nápoles y Liverpool. Con el Everton sentó cátedra. Lo adoraban. Y el Madrid miró por el retrovisor y lo rescató para la causa. Bendita la hora. Cuatro títulos como cuatro soles en 2022. Y un Sextete a la vuelta de la esquina. El mayor reto de la historia del club. No descarten nada. Con Ancelotti se sueña despierto...