Borja Iglesias, un nueve que hace de diez


Apoyo vivo
Delantero comprometido, dentro y fuera del campo, a Borja Iglesias (32 años) se le mira con ciertos recelos inmerecidos. Ya le pasó en el Betis y, en menor medida, le está sucediendo en su regreso al Celta. Es un jugador incomprendido y demasiado discutido pese al rendimiento comprobado que ofrece. Giráldez no lo siente así. Si los goles favorecen los juicios positivos, puede que al delantero le falte engordar su cifra realizadora —cinco en LaLiga— para ser más valorado. En cualquier caso, su contribución se alarga en todo el frente de ataque y resulta providencial para la idea del Celta. En un equipo que construye desde atrás y acepta riesgos desde la salida, los apoyos de Iglesias sirven de enlace y dan continuidad al juego colectivo. Lo que se vio contra el Leganés fue una ostentación poderosa del punta en ese registro, un ejercicio desprendido y certero que puso al Celta de cara a la portería de Dmitrovic. Con ese manejo de espaldas, culminado con la asistencia a Alfon en el 2-1, su equipo escapó de la tela de araña que tejió Borja Jiménez. Fue un nueve que completó una estupenda labor como diez con esa seguridad en las intervenciones que le caracteriza. Tan expuesto al error por su forma de jugar, sorprende que hayan 19 delanteros en la categoría que incurren en más pérdidas que él. Es por eso, y más cosas, que Borja Iglesias merece un reconocimiento mayor. La pulsión por medir a los delanteros exclusivamente por los goles lleva el peligro de equivocar la opinión general sobre un jugador. Borja Iglesias lo sufre.
La indefinición
Alejada del brillo de cursos anteriores, distraída con razón por las competiciones coperas, la Real Sociedad volvió a sumar un nuevo tropiezo liguero contra el Sevilla. Fue un partido de poco ritmo, en el que comenzó mejor puesta y dispuso de oportunidades llamativas para hacer el gol. Pero se le escaparon, como de costumbre, y el Sevilla no perdonó tras el descanso. La sensación de espesura que transmite en ataque la Real se acentúa por momentos. Es un debe en el trabajo de Imanol, que también siempre podrá justificarse en la falta de pegada de sus jugadores. Según la estadística avanzada, la Real es la que presenta peor balance entre goles y goles esperados —indicador que asigna una probabilidad de que una ocasión sea gol en función de la jugada— con -6,8, y figura también como el tercer equipo con menor acierto en las ocasiones claras con una tasa de conversión del 28.8%, únicamente superior al de Betis y Rayo.
Titular y suplente
La entrada de Altimira al campo cambió el devenir del partido y se anotó como decisiva en la victoria del Betis ante Las Palmas. Cuando uno se fija en el centrocampista verdiblanco, se aprecia que es un jugador muy fiable tenga el rol que tenga y con incidencia tanto si parte de inicio como cuando le toca salir desde el banquillo. Aunque habrá futbolistas a los que no les agrade esta catalogación, a Altimira se le ve cómodo en un papel bisagra. Contra Las Palmas tuvo una participación directa con su centro en el gol de Diego Llorente, forzó el penalti que desperdició Isco, se adueñó de la medular —20 de 21 en pases, tres duelos ganados...— y dejó constancia de su impecable estado de revista. En un Betis que todavía sueña con la gloria europea, el catalán va a ser fundamental en sus aspiraciones de aquí a final de temporada. Últimamente parece haber roto la puerta de la titularidad, pero Pellegrini sabe que cuenta con un as en la manga para aportar trabajo, pulmones, posicionamiento y solvencia si decide que Altimira sea suplente.
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos