Alcaraz da otro paso adelante

Que Alcaraz es un tenista superlativo cuando encuentra su tenis no es una novedad. Carlitos posee un repertorio de jugadas y tiros con el que romper las piernas de cualquier rival cuando se encuentra en estado de gracia. Está malacostumbrado por ser muy ganador desde muy temprana edad.

Sin embargo, en parte de la temporada pasada y lo que llevamos de 2025, no acaba de encontrar su mejor versión en pista y ello se ha reflejado en unos resultados algo irregulares para su nivel. Lleva tiempo enfocado en aprender a lidiar con la frustración y la presión de ser siempre favorito, el chico al que todos quieren derrotar. Pero él nunca se esconde y mantiene le sonrisa, confiado en su potencial y disfrutando del momento.

Las injustas pero inevitables comparaciones con el Big Three parecen señalar que a Alcaraz le cuesta sacar adelante los partidos cuando su magia no está disponible. Tanto Federer como Nadal y Djokovic fueron expertos en competitividad y en superar rivales sin brillar, haciendo gala de una consistencia a prueba de bombas. Por eso son leyendas. Pero lo fueron porque no dejaron nunca de mejorar. No lo fueron desde el primer al último día de su andadura profesional.

Con Carlitos, a pesar de sus diecisiete títulos ATP con 21 años, entre ellos cuatro de Grand Slam y cinco Masters 1000, todo el mundo tiene prisa. “No es ni será nunca Nadal”; “se lesiona mucho”; “juega muy bien, pero le falta garra”; “se bloquea y entra en pánico en los momentos importantes…”. La realidad es que Alcaraz está en ese proceso de aprendizaje constante y sigue instalado en la élite del tenis. Un tenis más rápido, más duro y potente que nunca, conviene subrayarlo.

Entre victoria y victoria le hemos visto retocar el servicio, el golpe de revés, acentuar su derecha liftada… y hasta incorporar a Samuel López a su equipo de entrenadores, que capitanea Juan Carlos Ferrero. La realidad es que Carlitos sigue siendo un elegido, mantiene el hambre, la pasión y está enfocado por completo en su carrera y sus sueños. Es verdad que a veces se ofusca y pierde partidos. También lo es que en ocasiones se desordena. Como les sucede a todos. En especial, a aquellos que tienen más facilidad para hacer daño a los oponentes.

Este viernes en Montecarlo, ante un gran Fils, y lejos de su mejor nivel, con un tenis intermitente y muchos errores no forzados (al resto y en sus juegos de saque), no perdió la humildad y remó a contracorriente hasta remontar un partido en el que fue por debajo en todos los sets. Un triunfo importante sin jugar bien. De casta y oficio. Un nuevo aprendizaje en una historia que apenas está comenzando.

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