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Actividad extrafutbolística

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Está por ver que un futbolista lo sea todo el tiempo, también cuando no juega al fútbol, ni siquiera entrena, ni se da un masaje, y se dedica a otros asuntos. Algunas profesiones parece que te persiguen si las interrumpes, como cuando dejabas de jugar al Tetris, y, al cerrar los ojos, las piezas seguían cayendo detrás de tus párpados, mientras tú le pedías por favor al Señor Tetris que te dejara en paz, que se fuera, que no te hiciera más daño, que ya lo retomarías mañana.

Nadie puede limitarse a ser todo el tiempo la misma persona con la misma ocupación. No si no quiere, me refiero. La repetición aun de la actividad más excitante se vuelve de lo más aburrida al cabo del tiempo. Cómo no entender que un jugador no forme parte a la vez que de un club de fútbol de una banda de música, o sea la imagen de una crema o de una marca de ropa, o tenga una empresa floreciente con la que haga buenos negocios. O lo que sea.

Cuando eres futbolista debiera ser importantísima también tu actividad extrafutbolística, siempre y cuando —esto es obvio— la ejerzas honradamente. Está bien ser algo, pero no está de más ser también otra cosa diferente. Imaginen a una ingeniera que actuase sólo como ingeniera, o un técnico del gas que lo fuese absoluta y exclusivamente, sin opciones para ser melómano, o amante de ajedrez, o del cine, o dueño de una app, o propietario de una inmobiliaria. Imaginen una poeta que lo fuese todas las horas de su vida sin opción a ser algo más, para variar. Gil de Biedma, por ejemplo, era un especialista en escribir poemas durante las reuniones de negocios, en segundo plano. Estaba con gente cerrando tratos, y simultáneamente escribiendo poesía en esa soledad rodeada. “Se puede estar hablando con alguien y pensando en el poema. Es, además, bueno para el poema”, aseguraba.

Si lo pensamos, el fútbol ya hace mucho tiempo que no es fútbol sin más. El fútbol es fútbol y, casi la mayor parte del tiempo, negocios. La novedad es que ahora los negocios no solo los cierran los directivos, sino también los jugadores. Eso sí, con decencia, por favor.