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Aburrir, divertir, ganar y Morata

“El que se aburra con Francia que no la vea”, dijo con grosería Deschamps, harto de escuchar en su país lo mismo que pensamos aquí: que con esos jugadores podría hacer un equipo agresivo y dinámico. Pero él prefiere la solidez, y como le ha ido bien (un Mundial, la final de otro y una Liga de Naciones) se carga de razón. Lo malo es que lo tendremos que ver, porque juega contra España. Claro que está en su derecho de organizar el equipo que han puesto en sus manos como quiera, pero las mañas con que organiza se admiten mejor cuando no se tienen buenos jugadores para hacer otra cosa. Y él los tiene.

De la Fuente, con España, hace lo contrario. No tiene tan buenas cartas, aunque él defiende que los suyos (y nuestros) son los mejores, pero las maneja con atrevimiento y gana partidos. Hasta ahora ha ganado los cinco, mientras Francia sólo dos y empatado tres. Francia ataca en tercera, cuida la ropa mientras nada, y de lo que va de campeonato casi puede decirse que su hombre más valioso ha sido el meta, Maignan. Mbappé no está. No llegó en forma y el golpe en la nariz le lleva seguramente a jugar condicionado, además de molesto con la máscara. Pero no me fío. Esa mina vagante puede explotar cualquier día.

España llega con tres bajas, Carvajal, Le Normand y Pedri, pero el grupo ha sido puesto a prueba el día de Alemania, donde hubo que acudir al fondo de armario y resultó. El ambiente es bueno. Chicos bien, moral óptima, diría Kubala. Salvo quizá por el caso de Morata, siempre doliente porque mira mucho las redes y los memes. Si se siente atacado alguien debería ponerle en contacto con Julio Salinas, el internacional más zurrado de nuestra historia, que supo cómo llevarlo. Morata es un gran jugador al que ese perfil quejica daña mucho, pues se convierte en una niebla que emborrona sus estupendas prestaciones.