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Las escaleras de cuatro en cuatro

Alexander Zverev, el doble campeón del Madrid Open empequeñecido por Carlos Alcaraz en la final del pasado domingo, 6-3 y 6-1 en apenas una hora, cuenta que en la última temporada, cuando se enfrentó y ganó a Carlitos en el ATP 500 de Acapulco, pronosticó que el español alcanzaría el top-10 mundial en 2023. Hay que interpretarla como una predicción elogiosa, su intención era pincelar un prometedor futuro, pero falló su apuesta por un año de diferencia. La precocidad de Alcaraz ha roto moldes para todos. Vaya otro ejemplo rotundo: en 2021, por estas mismas fechas, justo el lunes posterior al Masters 1.000 madrileño, que es el día que se actualiza el ranking, Alcaraz ocupaba la 114ª plaza mundial. Hoy brilla en la sexta. Hay más: el murciano se erige como uno de los dos mejores tenistas de 2022. Por número de victorias, 28, y de títulos, cuatro, está al frente del escalafón, aunque Rafa Nadal le supera en la Race, la clasificación anual por puntos, debido a su arranque fulgurante de campaña y a su victoria en el único grande disputado: el Open de Australia.

Los deslumbrantes datos, en cualquier caso, describen a un jugador excepcional, que con 19 años no sólo se codea con los mejores del circuito, sino que además es capaz de ganarles. Djokovic, Nadal, Zverev, Tsitsipas y Berrettini han sido algunas de sus víctimas del top mundial en la presente temporada. Como dice su entrenador, el ex número uno Juan Carlos Ferrero, su pupilo “sube las escaleras de cuatro en cuatro”. Su edad invita a la cautela, pero su rendimiento no. Por eso hay que visualizarle en el siguiente paso, aunque en su caso sería más correcto decir el siguiente salto: el triunfo en un Grand Slam. La próxima estación es Roland Garros. Con Djokovic y Nadal en activo, son palabras mayores. Pero Alcaraz tiene que poner ya el listón a esa altura. Se lo ha ganado.