Clásico o desastre

El Barça está construido para conquistar la Euroliga o para sucumbir en la orilla. Todo lo que no sea disputar la Final Four de Belgrado debe considerarse un desastre. Y mucho más en la presente temporada, después de haber dominado la liga regular con paso firme y mano de hierro. “Nos jugamos la vida”, admite Sarunas Jasikevicius, un técnico que últimamente no gana para sobresaltos con el irregular rendimiento de sus jugadores, irreconocibles en 48 horas. La sensación del lituano es la misma que la de cualquier aficionado al baloncesto. Este martes es un día decisivo, ya no vale especular, ni caben relajaciones. El Barcelona se ha complicado inesperadamente el camino en el playoff de cuartos y afrontará el quinto partido ante el Bayern de Múnich a todo o nada. Se han agotado todas las vidas extra.

Dos derrotas ante el octavo clasificado son demasiadas. Así que a nadie se le pasa por la cabeza que el Barça pueda encajar la tercera ante el Bayern. Su plantilla es superior. Y luego está el factor cancha. Este es el día para utilizar el comodín del público en el Palau. El técnico conoce el valor del objetivo. Y también que, para alcanzarlo, necesita la mejor versión. Jasikevicius reservó el domingo a Mirotic y Exum frente al Breogán. Para su desesperación, este Barça tiene dos caras. Lo repite, desazonado, una y otra vez. Es su manera de buscar la reacción de sus jugadores, aunque tanto insiste en lo mismo, que quizá haya logrado el efecto contrario. Sus críticas no calan. Sólo el colectivo podrá superar el trago. Y lo que viene por delante...

Si el Barça gana, el Clásico espera en las semifinales. El Real Madrid es la víctima preferida de Saras, así lo expresan los números, pero los de Pablo Laso han reencontrado el camino, enlazan seis victorias consecutivas y se han ahorrado dos partidos para plantarse en Belgrado, ese descanso que llevan en el cuerpo. La presión ha tomado el AVE a Barcelona.