¿Quién dijo crisis?
Ya está. ¿Quién dijo crisis? El Real Madrid se ha metido en la Final Four por la vía rápida, con un 3-0 inapelable, y aumenta su racha favorable a cinco victorias consecutivas. Los tres meses de pesadilla han pasado a la historia, justo en el momento clave, en la primavera que decide los títulos. Nadie lo hubiera pensado tras el último partido de la fase regular, cuando el Madrid sucumbió ante el Bayern de Múnich en casa, en una remontada extraña culminada en un nefasto final. Ese día tocó fondo. Aquella derrota condenó al equipo blanco a la cuarta plaza y a un cruce supuestamente envenenado. Donde se esperaba al Mónaco, apareció el Maccabi de Tel Aviv. El histórico equipo israelí, con un choque aplazado por aquellas fechas, tuvo la oportunidad de elegir rival, de dejarse llevar para enfrentarse al Milán del Chacho Rodríguez, pero los de Pablo Laso intimidaban poco por esa época. El Maccabi escogió al Madrid. Craso error. Los blancos, resucitados, han jugado una eliminatoria impecable. Y ahora están a dos triunfos de levantar su undécima Euroliga, la vieja Copa de Europa.
Aquella derrota ante el Bayern tuvo un segundo efecto indeseable para el Madrid, porque situaba al Barça como el posible rival en las semifinales de Belgrado. El portentoso líder de la liga regular, la bestia negra de Laso en los últimos meses… Un ogro con hambre. Pues ya veremos. Los blancos han cumplido su parte con una solvencia inesperada, pero ahora son los azulgranas quienes andan titubeantes, con cinco derrotas en diez encuentros, con 1-1 en su cruce de cuartos ante el Bayern, con el factor cancha perdido. El Barcelona juega el miércoles y el viernes en Múnich con la obligación de ganar al menos un partido si quiere seguir vivo en Europa. “Estoy intranquilo, es un momento difícil”, dijo Sarunas Jasikevicius tras la debacle en el Palau Blaugrana. ¿Quién lo iba a decir hace un par de semanas?