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El 0-4 del Bernabéu queda muy lejos

Aquel 0-4 del Bernabéu empieza a quedar muy lejos. Aquel destello que permitía vislumbrar un Barça capaz de cosas grandes ha dado paso a tres derrotas consecutivas en el Camp Nou, lo nunca visto. La primera le sacó de la Europa League, las otras dos, sufridas ante equipos modestos, Cádiz y Rayo, hacen pensar de repente que el cuarto puesto, y con él la próxima Champions, no está asegurado. Una línea une los tres partidos: intento de buen juego primero, fallos atrás que cuestan goles, rendimiento flojo de algunas piezas claves, cambios en busca de una fórmula distinta, de juego directo y balones a la olla, descuento largo y derrota final.

Esta vez fue el Rayo, con descuento récord de 12 minutos. No diré que inmerecido, pero desde que se han conocido las confianzas que se gastan Piqué y Rubiales, a muchos los dedos se les hacen huéspedes. Cuando el Cádiz, un amigo atlético me mensajeó que Rubiales le estaba regalando 9’ a Piqué. Algo parecido me comentó anoche un amigo rayista. Por el contrario, muchos barcelonistas se marcharon ayer convencidos de que el árbitro fue un freno para el Barça, como preocupado por el qué dirán, deseando demostrar que los árbitros no van a hacer segundo al Barça. El colegueo Piqué-Rubiales está emponzoñando este final.

El caso es que el Rayo aseguró la permanencia (40 puntos) con un partido trabajoso y honrado resuelto con un gol bastante rápido, golpe certero a la blanda defensa del Barça. Con muchos minutos por delante, al Barça le flojearon de nuevo De Jong y Ferran Torres. El ataque fue cosa de Dembélé, que hizo mucho por penetrar la defensa cerrada, y el fuelle en la media lo manejó Gavi. Es impresionante la fe de este chico incansable, bandera de enganche a la que no todos se suman. Bueno para el Plan A, el del juego ordenado y elegante, y para el Plan B, el arrebato y el malón. Lástima que no todos, por no decir casi ninguno, estén a su altura.