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El Madrid se agarra a su vida extra

El Real Madrid llegaba con ocho derrotas en diez jornadas. El Maccabi, al contrario, acumulaba una racha de seis victorias consecutivas. La inercia sonreía al equipo israelí en el arranque de los cuartos de la Euroliga. Pero esto es baloncesto, un deporte que, por su idiosincrasia, es amigo de repartir vidas extra. Nunca estás muerto del todo, hasta que sientes la puntilla final. Cuando comienza una serie de playoff, de nada sirven los resultados anteriores, salvo para decidir el factor cancha, que en este caso, además, es favorable a los de Pablo Laso. Este irregular Madrid había recargado las pilas del optimismo el domingo ante el Breogán, que pagó los platos rotos (90-65) para romper un encadenamiento de cinco tropiezos blancos. Ahora son dos triunfos seguidos. Borrón y cuenta nueva.

El Madrid salió muy enchufado al partido ante su público del Palacio, sabedor que por mucha crisis arrastrada, por muchos sinsabores amontonados, todavía no hay nada perdido en la Euroliga. Ni tampoco en la ACB. Los playoffs te permiten partir de cero. Y después, en la Final Four, eres campeón si ganas dos partidos. Suena sencillo, pero no lo es. Tampoco imposible. Sin Heurtel y Thompkins en sus filas, que siguen castigados sin estar castigados, quienes tiraron principalmente del carro fueron Williams-Goss, bien al timón, y Fabien Causeur, que sumó 20 puntos, 12 de ellos en tiros de tres, la mejor arma colectiva del equipo, que metió 16 de 29, un 55,2%. Los números suman en baloncesto, pero generalmente lo que ganan partidos son las emociones. El deporte es, muchas veces, un estado de ánimo. En su anterior duelo ante el Maccabi, los de Laso tiraron su ventaja en seis minutos. Este miércoles apretaron los dientes hasta el final. Hay un cambio evidente. Pero nada está ganado. Si el rival vence el viernes, arrebatará el factor cancha al Madrid. El basket ofrece vidas extra para todos.