Tsitsipas es la alternativa
Stefanos Tsitsipas conquistó el domingo el primer gran torneo de la temporada sobre tierra batida: el Masters 1.000 de Montecarlo. Es cierto que Rafa Nadal andaba todavía lesionado. Y que Novak Djokovic está fuera de punto. Pero hay que dar al griego el mérito que se merece. Tsitsipas dejó por el camino, entre otros, a su rival generacional, Alexander Zverev, a quien domina por 7-3 en el cara a cara, el día después de solventar un durísimo partido ante Diego Schwartzman. El año anterior ya había exhibido una enorme solvencia sobre esta superficie. La mitad de sus ocho títulos han sido sobre polvo de ladrillo. Dos de ellos se los embolsó el pasado curso, en el que también ganó Montecarlo, además del ATP 250 de Lyon. Pudo haber aumentado la cosecha en Barcelona y, sobre todo, en Roland Garros, pero sucumbió ante Nadal y Djokovic, respectivamente. Lo más elogiable de entonces es que tuvo a ambos contra las cuerdas. Y lo más criticable, que todavía le tiembla el pulso cuando hay que rematar a los dos líderes del tenis actual. No es fácil doblegar a dos leyendas.
Tsitsipas juega esta semana el Godó con la inercia exitosa de Mónaco. Parte como favorito, claro, aunque por el cuadro podría toparse el viernes, en los cuartos, ante su última bestia negra, Carlos Alcaraz. Sus prestaciones sobre tierra recuerdan, cada uno a su estilo, a la alternativa que llegó a presentar Dominic Thiem no hace tanto. El austriaco no pudo remachar el asalto definitivo. El heleno afronta ahora ese mismo reto, que se le atragantó en los momentos decisivos de 2021. Sin Nadal y sin Djokovic, o con ambos envueltos entre interrogantes, Tsitsipas se perfila como la mejor opción sobre arcilla. Mientras tanto, Rafa ha vuelto a coger la raqueta. Y Nole juega esta semana en su tierra de Belgrado. Ambos tienen todavía tiempo para resurgir en París. Y Stefanos para evitarlo.