El sueño pasa por el campeón
Stefanos Tsitsipas, brillante, supera con facilidad a un mermado Zverev (6-4 y 6-2) y defenderá título en Montecarlo. Rival imponente para Davidovich.
Alcanzar la final de un Masters 1.000 es extremadamente complicado. Con 5-3 y 5-4 en el segundo set, Alejandro Davidovich, a un nivel excelso hasta dicho momento, lo comprobó. Cuando lo más complicado parecía haber terminado, justo acababa de empezar. Ese juego final, ese saber culminar. Esa experiencia para la hora de la verdad. Si llegar es difícil, alzarse con el título... Con el campeón delante, defendiéndolo, la complejidad se eleva al máximo exponente. A eso se deberá enfrentar el tenista español mañana (14:30, #Vamos). A un Stefanos Tsitsipas brillante en su semifinal (6-4, 6-2 en 1h15), ante un Alexander Zverev debilitado, con molestias, pero que no deja de ser el número tres del mundo. El sueño malagueño pasa por el campeón. Peaje muy alto.
Dos sets, dos parciales muy distintos y un denominador común: la supremacía griega. Antes de medirse en Montecarlo, Tsitsipas, quinto del mundo, y el jugador alemán se habían visto las caras en cinco ocasiones. De ellas, varias conclusiones que se reafirman: en los partidos entre ambos, los turnos de saque no se respetan y, sobre tierra batida, Stefanos tiene las de ganar. Pasó en Madrid (2019), pasó en una apasionante semifinal de Roland Garros (2021) y se ha repetido en Mónaco.
Del intercambio de roturas a la firmeza helena
De un lado al otro sin parar hasta encontrar la solidez de Tsitsipas. Siete roturas en total, repartidas en la primera manga y con una víctima única en la segunda: Zverev. El alemán, que mostró síntomas de fatiga o de problemas físicos en varios momentos, arrancó muy desorientado el partido, marcado por sus errores no forzados y por los constantes breaks a un lado y otro. Miraba a su equipo, sin encontrar soluciones y, mientras tanto, el campeón asumía galones, llevando el tiempo y la dirección del duelo. Stefanos maduró en el primer set, en el que Alexander salvó 3/8 roturas y él 2/4, y arrasó en el segundo, con dos breaks sin respuesta.
Zverev, irreconocible en su juego e, incluso, en su actitud, lejos de sus habituales enfados, no mostró oposición en el desfile final del vigente campeón. Alfombra roja alimentada de una solidez en el saque impensable durante el primer set: 92% de puntos ganados con primeros, 80% con segundos y cuatro servicios directos para Tsitsipas en la segunda manga. Una apisonadora a pleno rendimiento pese al exigente encuentro de cuartos frente a Schwartzman. Un tenista sublime que quiere revalidar corona y sumar su octavo título ATP. Antes, deberá superar a Davidovich, que sueña con el primero.