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Locos, malos y peligrosos

Nuestro Metropolitano va acumulando trocitos de historia. La historia se nutre no sólo de grandes victorias, recuérdese ese Atleti-Real Madrid bajo el chaparrón en el Calderón con 50.000 almas jubilosas a pesar de la eliminación. La historia del Metropolitano sigue creciendo, aunque nos hayan eliminado de la Copa de Europa. Quitando las trifulcas ilógicas y los tirones de pelo (yo no quiero jugadores en mi equipo que tiren del pelo a nadie), el miércoles pasado vivimos un trocito de historia los atléticos.

Nos echó de la competición un equipo que apenas jugó en 180 minutos porque no le dejamos jugar. Ese equipo tiene fama de ser uno de los que mejor fútbol están desarrollando en el mundo ahora mismo. Pero también es justo que diga que no me gustó nada, nada, pero nada de nada, la estrategia atlética de aguantar 140 minutos de eliminatoria pertrechados en nuestro campo para salir como locos en un "al ataque" a lo Chiquito de la Calzada los últimos 40.

No seré yo el que hable mal de Simeone. Tengo un gen macarra que me hace apoyar en todo a ese tipo, incluso ese gen macarra consigue que me guste el barro. Pero no apoyo la suciedad, y mucho menos cuando hay cientos de millones de espectadores viéndonos por televisión en todo el mundo. Ahí debemos ser escrupulosamente ejemplares. Prefiero perder por cuatro goles pero sin tirones de pelo. No hay que confundir macarra con sucio.

Los futbolistas del Atlético, ovacionados tras el partido.
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Los futbolistas del Atlético, ovacionados tras el partido.Angel MartinezGetty Images

Aun así, fue emocionante ver la entrega incondicional, sí, incondicional, a unas ideas, a un entrenador y a una afición. No conozco a ningún atlético que haya quedado desilusionado tras la eliminación. Porque somos diferentes y porque el Atleti es así. El equipo del barrio, y, aunque a algunos les duela, el equipo del pueblo. Que rabien. Por cierto, voy a comprar una remesa de esas camisetas que dicen que somos "Locos, malos y peligrosos". En cierto sentido sí, podríamos ser un par de esas cosas, y eso que todavía no nos han visto enfadados.