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Un abrazo para siempre

La Selección va, como iba la nave de Fellini. Luis Enrique no se corta un pelo a la hora de cambiar y cambiar jugadores, pero así tiene a todos o a casi todos más o menos contentos. Lo más importante para mí es que me da la impresión de que se lo empiezan a creer. Saben que pueden llegar lejos, y eso, probablemente, no había vuelto a ocurrir desde los tiempos más felices. En aquellos días sabían que podían ganar a cualquier equipo, y en este tiempo convulso, de pandemia de primer plato y guerra de segundo, se empiezan a dar cuenta de que podrían ganar también a cualquiera, llámese Francia, Brasil, Alemania, etc.

Koke, calentando antes de enfrentarse a Islandia.
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Koke, calentando antes de enfrentarse a Islandia.JAVIER SORIANOAFP

Ahí está la clave. No pueden negar ni los mas negacionistas que el modelo Luis Enrique está funcionando a las mil maravillas, caiga bien o caiga mal. A mí, personalmente, me cae bien este tipo raro que guía con buen pulso esta nave llena de personajes extraños, como la nave de Fellini. Durante el partido escuché quejarse a algún atlético de que estaban jugando demasiados minutos Koke y Llorente y muy pocos Pedri y Gavi, lo cual era darle relativa ventaja al Barça en próximos enfrentamientos ligueros... pero a mí me hubiera sentado peor que no jugaran. Sinceramente. Cuando hay jugadores atléticos en el campo animo un poquito más fuerte, apenas se nota, pero se agradece ver rojiblancos ahí abajo. Ojalá hubiera seis del Atleti en el equipo titular de la Selección, como en aquella época maravillosa en que había seis titulares del Barça en el seleccionado.

Pero yo había venido aquí a hablar del Atleti, así que acabaré esta humilde columnita recordando el emocionantísimo abrazo de Simeone con su padre (DEP) en el camp del Barça, recordando y celebrando también que tenemos por primera vez en la temporada la enfermería ¡¡¡vacía!!! y recordando, para finalizar, ese hermoso autobús rojiblanco que ha atravesado Europa, lleno de héroes anónimos, para acudir a la llamada de la guerra y traerse a España a más de 30 refugiados ucranianos. Eso sí que es ganar la Copa de Europa. Nunca dejes de creer. Gracias, Atleti.