Un Clásico en horas bajas
El Real Madrid llega hoy al Clásico en sus horas más bajas. Con una racha negativa sin parangón, con derrotas inexplicables, con problemas internos… El Madrid ha perdido 15 de los 26 partidos que ha disputado desde el 23 de enero, justo desde el primer Clásico de la Liga. Aquel tropiezo ante el Barça hizo daño en el mejor momento del equipo. Luego vino otra victoria azulgrana en la Euroliga con sensación de zarandeo. Y la final de la Copa, donde los blancos ofrecieron otra cara, pero volvieron a sucumbir. El balance del curso es favorable al Barcelona por 4-1, con la única excepción del título inaugural de la Supercopa. Si ampliamos los duelos a la era de Saras Jasikevicius, el dominio es aplastante para el eterno rival: 10-3. Jasikevicius le tiene tomada la medida a Pablo Laso. Y eso duele.
La superioridad del Barça es un motivo de la crisis, pero no el único, ni el más relevante. Desde aquella fecha, el equipo blanco entró en un bajón físico, agravado por la edad de la plantilla y por la acumulación de aplazados, aunque no fue muy diferente en los azulgranas, también con ilustres lesionados. Hay más. El perímetro carece de la chispa que necesita el juego de Laso. Hay añoranza del Chacho, de Doncic, de Campazzo… Pero no se puede vivir del recuerdo. Heurtel ha sido otra cosa. El técnico ha tomado medidas y ha apartado al problemático francés y al amortizado Thompkins para cambiar la dinámica, para “ser un equipo”. El revulsivo no funcionó ante el Bayern de Múnich, que endosó 38 puntos al Madrid en un último cuarto catastrófico. El encadenamiento de derrotas y de finales irresolutos han bloqueado emocionalmente al grupo. El duelo de hoy llega en el peor momento. O quizá no. El Barça buscará hurgar en la herida, aplastar al rival... Pero si el Madrid salva la cara, su resurrección puede llegar en el mismo sitio donde comenzó el hundimiento: el Clásico.