Un Madrid atenazado

La fase regular de la Euroliga tenía que haber terminado este viernes, pero los resultados alargaron la intriga hasta el miércoles, cuando el Maccabi juegue su aplazado ante el Fenerbahçe. El Barça ha acabado como líder indiscutible, aunque esto ya se sabía desde hace tiempo, con un margen tan amplio que le ha permitido tirar un par de partidos y dejarse llevar en la recta final. Su rival en los cuartos será el Bayern de Múnich, que también llegó a la última jornada con la octava plaza cerrada. El equipo alemán, con una paliza añadida de siete partidos en 13 días, tres en Europa en lo que va de semana, no se jugaba ayer nada en el Palacio. El viento soplaba a favor para el Real Madrid, que necesitaba la victoria para acabar segundo, medirse con el AS Mónaco en el playoff de cuartos y, de paso, para evitar al Barcelona en una hipotética semifinal. Nada de eso ocurrió. Incomprensiblemente. El Madrid perdió un partido que tenía ganado, concluye cuarto, se enfrentará en el playoff al Efes o al Maccabi, dos huesos, y se cruzará con los azulgranas en la Final Four si los dos son capaces de clasificarse.

El Madrid arrastra una racha terrible: ha perdido 15 partidos de 26 desde que sucumbió el 23 de enero en casa ante el Barça, una fecha que supuso un cambio de tendencia, el inicio de la caída. Hasta entonces lideraba la Euroliga y la ACB, con dos derrotas menos que su eterno rival, pero inició una cuesta abajo que no ha visto el fondo. En la Liga ocupa el segundo puesto, pero sólo con un triunfo más que el Valencia y el Joventut, y dos que el Manresa. El factor cancha de cuartos y semifinales está en riesgo. El bajón físico, en una plantilla veterana, y la indefinición de su perímetro son dos posibles razones. Pero seguramente exista otra explicación ajena el juego, una tenaza emocional que paraliza al equipo en el último cuarto. Ya pasó con el Efes y con el Maccabi… y se repitió desastrosamente con el Bayern.