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Repescas, formato y futuro

Decíamos tras el título de Senegal en la Copa África que el triunfo de un técnico local como Aliou Cissé podía tener consecuencias muy positivas en el fútbol africano. Dos meses después, sus efectos ya son visibles. Tras no cumplir con sus objetivos en el torneo continental, Camerún y Ghana destituyeron a sus entrenadores extranjeros -Toni Conceiçao y Milovan Rajevac- y apostaron por técnicos nacionales: los exfutbolistas Rigobert Song y Otto Addo. Les ha ido bien: ambas rompieron los pronósticos, derrotando a Argelia y a Nigeria respectivamente, y estarán en Qatar 2022. En total, cuatro de los cinco combinados africanos que participarán en el Mundial lo harán -salvo fichajes de última hora- dirigidos por preparadores de la misma nacionalidad que sus jugadores. Sólo Marruecos, con el bosnio Vahid Halihodzic en el banquillo, rompe la tendencia.

Djamel Belmadi, seleccionador de Argelia, reacciona al gol recibido de Camerún en el último minuto de la prórroga.
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Djamel Belmadi, seleccionador de Argelia, reacciona al gol recibido de Camerún en el último minuto de la prórroga.RYAD KRAMDIAFP

Aunque, a decir verdad, lo de Camerún en Argelia fue milagroso. Sobrevivió a un asedio, encajó un tanto que parecía definitivo en el 119' y le dio la vuelta a la eliminatoria en el 124'. El formato africano, con cinco finales entre los diez ganadores de las liguillas, nos regaló desenlaces dramáticos. Pero, ¿lo aceptarían los gigantes de la UEFA o de la CONMEBOL? Sin duda, el riesgo de que un equipo grande se quede fuera es mucho mayor sin red de seguridad. Los clasificatorios largos tienden a favorecer a los mejores y reducen las posibilidades de las sorpresas. Luego, es verdad, puede ocurrir lo que le ha pasado a Italia, pero es necesario que el favorito se equivoque muchas veces para que caiga. La azzurra, no lo olvidemos, pinchó ante Suiza e Irlanda del Norte en el grupo, y luego contra Macedonia en casa en la repesca.

De todos modos, las fases de clasificación emocionantes van a empezar a desaparecer. Cuando en 2026 estrenemos un Mundial de 48 equipos será mucho más sencillo acceder a la fase final. En confederaciones como la sudamericana se clasificarán más de la mitad de los participantes. Los grandes campeonatos veraniegos implicarán a más países, pero tendremos un problema de competitividad en las previas. Si a mucha gente ya le sobran ahora, imaginémonos cuando se conviertan casi en trámites.