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Momento para que todo el mundo apoye

Valladolid

Cuando todo parecía ponerse de cara ha sido el Real Valladolid, él solito, el que se ha complicado seriamente la vida. A falta de diez jornadas ha vuelto a ceder distancia con Almería y Eibar y el margen de error lo tiene literalmente agotado. La situación es preocupante, dado que los de Pacheta no han sido capaces de pisar las dos primeras posiciones de la Liga en casi ningún momento de la temporada: solo lo han logrado en tres jornadas, en el resto siempre habitando zona de playoff. Cuando parecía que llegaba el momento de dar el salto, tras anotar 12 goles en tres partidos, ganar en Tenerife y mantener una racha de no perder extraordinaria, llegaron las derrotas de Oviedo y de Zorrilla ante Las Palmas y las cosas se han vuelto a complicar. Eso ha hecho que cunda un poco el desánimo en la afición. Es cierto que en una sola jornada las cosas pueden volver a estar como estaban, siempre y cuando Eibar o Almería fallen y los pucelanos ganen su encuentro, pero los signos de irregularidad que han vuelto a aparecer es lo que hace que crezcan las dudas en torno a la capacidad de la plantilla para alcanzar el premio directo.

Pero queda tiempo y calendario de sobra para enderezar la situación. Si el problema es simplemente de dos malos partidos, hay solución. Si el problema es de bajón de ritmo o físico de algunos hombres importantes del equipo, eso podría ser más grave y difícil de solucionar. La endeblez del centro del campo a la hora de contener al rival ha sido evidente y Pacheta debe solucionarlo. Es necesario recuperar la seguridad defensiva y, también de paso, la pegada en ataque. Empieza una Liga de diez partidos y no solo hay que igualar las fuerzas de Eibar y Almería, hay que mejorarlas siendo claves los dos enfrentamientos directos que se jugarán en Zorrilla y en Ipurua. En esos partidos habrá mucho más que tres puntos en juego.

Y hay que empezar por ganar el domingo en Alcorcón. No queda otra. Un nuevo tropiezo en terreno del colista puede significar perder el tren de manera casi definitiva y que los que vienen por detrás se acerquen mucho más. El Real Valladolid no se puede permitir fallar en Santo Domingo. No podrá permitírselo la semana siguiente en Zorrilla ante el Lugo, ni la siguiente en La Rosaleda. Hay que recortar puntos y cada vez queda menos. Estas son las consecuencias de tanto gatillazo inesperado como los de la primera vuelta o estos dos últimos y más recientes ante Oviedo y Las Palmas. Los números no engañan. Hará falta ganar entre siete u ocho partidos dependiendo de los que hagan los rivales, pero el margen de error ya casi no existe y jugar así añadirá presión.

Será fundamental que el entorno no se ponga nervioso. Es momento de aunar fuerzas desde todos los sectores. Los rivales también tratarán de hacer lo mismo. Imagino que un recibimiento de los de las grandes tardes para el partido con el Lugo no estaría mal. La grada debe apoyar y evitar los silbidos cuando algo no salga bien. Aquí todos quieren subir, los primeros el entrenador y los futbolistas. Pasar de ensalzar a los jugadores a criticarlos duramente dos semanas después es cosa de los aficionados viscerales y veletas. El entrenador es el mismo y los jugadores también. Esto es un deporte y las cosas a veces no salen como uno quiere. Hay diez partidos de margen, hay tiempo y hay que volver a ganar. Pero hay que apoyar, hay que sumar, hay que ayudar. Los que estén por sembrar discordia y tocar la gaita antes de tiempo, que se pongan a un lado y no molesten. Ahora sobran. Es momento de arrimar todo el mundo el hombro. Es mucho lo que se va a jugar.