El PSG es un equipo antipático
Hace una semana revelaba L’Équipe que el costo de plantilla del PSG asciende a 625 millones. Para situarnos, añadiré que el del Madrid es del orden de los 400. Pero el PSG, según ha reiterado en tantas ocasiones Tebas, tiene un Estado detrás, y eso le permite pagar traspasos y sueldos que a más de darle una ventaja competitiva ilícita, distorsiona el mercado de los que, como el Madrid, no tienen más recursos que los que le procura la industria. El PSG ni siquiera es bien mirado en Francia, donde los clubes de tradición lo ven como algo artificial alimentado por el dinero de un país lejano. Capricho de un jeque.
Hasta su conducta en la fallida Superliga, y cuidado que esta es una iniciativa que me gusta poco, resultó desagradable. Coqueteó un tiempo y al final se puso del lado de la UEFA con lo que Al Khelaifi es ahora el presidente de la ECA, puesto que antes ocupaba Agnelli. Ya tiene garantizado por más tiempo que Ceferin mire para otro lado cuando le hablen del ‘fair play’ financiero, una cuestión, por cierto, que las bases de la Superliga tampoco abordaban. Establecían un porcentaje límite de costo en plantilla respecto al presupuesto, pero ninguna cautela ante las inyecciones externas de dinero, causa del problema.
Y luego están los ultras, consentidísimos en general por toda Francia, pero de forma especial en el PSG. Ya se sabe que los ultras son como los adolescentes consentidos, que cuanto más se les da más exigen, hasta que se vuelven en contra de los padres. O del club. Pero, mira por dónde, esto va a ser bueno para el Madrid porque una de las causas por las que Mbappé se quiere venir al Madrid es porque detesta y hasta teme a esa chusma, a la que el club concede un papel intolerable. En fin, que esta eliminatoria enfrenta al más genuino representante del fútbol de siempre con lo más opuesto que pueda existir.