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Dudar de Ancelotti es un mal negocio

La vida te va enseñando a ser menos impetuoso a medida que pasan los años. Cuando eres un veinteañero vives feliz en el alambre, improvisas a cada minuto que pasa y eres un cortoplacista irreflexivo que jamás piensa en el mañana. Eso llevó al injusto despido de Ancelotti en su primera etapa en el banquillo del Real Madrid, allá por 2015. El hombre de la Décima estuvo a punto de meter al equipo en otra final de Champions (la que hubiese jugado ante el Barça de Luis Enrique en Berlín) y perdió el título de Liga por varios arbitrajes infames. Al final, suplir a Bale en Mestalla, tras no darle a Benzema un gol que estaba hecho, se convirtió en su carta de despido. Pero el club supo rectificar y Florentino lo recuperó para la causa el pasado verano, consciente de que Carletto jamás debió irse. Es uno de los nuestros y lee como pocos el exigente ADN de un club que somatiza las derrotas como si fuesen úlceras de estómago sangrantes. Sea en la competición que sea...

Por eso, Ancelotti ha asimilado las críticas tras la eliminación copera en Bilbao con talento y con talante. "Tengo tantas ganas de ser entrenador del Real Madrid que la crítica es bienvenida. Es algo normal, lo agradezco porque me hace sentir vivo. Muchas gracias". Reacción inteligente y medida. Sabe que en el Madrid solo se equivoca el que toma decisiones. Y su error es relativo. Yo tampoco hubiese sacado de inicio a Hazard, Jovic ni Bale. ¿Ustedes se fían de ellos?