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Cómo los tendrá que ver Ancelotti

Es evidente que el de San Mamés no fue el mejor día en la oficina del técnico italiano está temporada. No acertó en el once titular, no fue capaz de variar el rumbo del partido con los cambios y Marcelino la ganó la batalla en la pizarra claramente. Especialmente ha quedado señalado Ancelotti por no haber dado ni un solo minuto a los dos tipos más caros de la plantilla –Bale y Hazard– y al único delantero centro disponible que tenía en el banquillo.

Tengo a Carletto por un tipo sensible e inteligente, que no se mueve por fobias personales y que piensa siempre en el bien del colectivo y en el manejo del vestuario. Si después de diez días viéndoles entrenar en Valdebebas mañana tras mañana no los puso en el campo la explicación es simple: no están al mínimo nivel competitivo exigido por el entrenador. Me sorprende que haya mucha gente que piense que la suerte de la eliminatoria hubiera sido diferente con alguno de los tres en el campo. Jovic no aporta nada cuando juega; Hazard se abandonó y ya no le da para más y Bale lleva más de dos temporadas riéndose del escudo que le paga.

Ninguno de los tres le mete un gol ni al arco iris y no rompen a sudar ni en los entrenamientos. Ancelotti ha demostrado con otros jugadores que está dispuesto a dar oportunidades a todos los que demuestren hambre y ambición en los entrenamientos y si no lo hace con la Santísima Trinidad es porque cree firmemente que no lo merecen. En público los tapa y habla bien de ellos porque es un tipo de club que sabe honrar el escudo que lleva en el pecho, pero no puede regalar minutos a tres tipos que no se lo merecen. Por mucho que algunos se empeñen, el problema no es que ninguno de los tres cuenten para el jefe, el problema es que da la sensación de que a ninguno de ellos les importa un carajo y no parecen dispuestos a intentar rebelarse a base de curro y fútbol. Muchas caritas pero poco amor propio.