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Un extraterrestre nacido en Zadar

No hace declaraciones estridentes, no lleva tatuajes y su look tiene un cierto toque retro; no se le conocen escándalos y sus redes sociales son aburridas, pero cerca de convertirse en un cuarentón no hay un centrocampista en el fútbol mundial que entienda mejor el juego que Modric. El croata sale prácticamente a clase magistral en cada partido en el que ha participado esta temporada. Físicamente más seco y cuidado que nunca, el respeto que siente por su profesión no le permite la más mínima concesión. Su golazo en el final fue una obra de arte, el que sacó los pañuelos y despertó la admiración de los presentes en el Estadio, pero su hambre y compromiso con el equipo durante todo el choque fue una demostración de que haberlo ganado todo y tener la cuenta corriente repleta de ceros le importa un comino.

Sale en cada choque y ante cualquier rival con la ilusión de un juvenil y ha aburrido a cada uno de los jóvenes fichajes que han llegado al Madrid con la intención de dejarle en el banquillo. Las pocas veces que el entrenador de turno le ha sacado del equipo titular, Luka ha respondido bajando la cabeza, apretando los dientes y volviendo en un periquete a su mejor versión.

Los más agoreros pronostican que esta versión estelar del centrocampista se marchitará antes de que lleguen los partidos decisivos de la temporada, pero Ancelotti no encuentra motivos para dar respiro a un futbolista pletórico. El entrenador italiano ha apostado fuerte y no va a variar el rumbo: Modric va a ser siempre titular hasta que algún compañero demuestre que está mejor que el. Por el camino le irá dosificando minimamente con la confianza de que el genio de Zadar mantenga piernas y mentalidad para seguir siendo el faro de sus compañeros en el verde y el líder silencioso para todos en la caseta. No será eterno, pero de momento lo parece....