JESÚS GALLEGO

Todo a Vinicius

La responsabilidad de Vinicius se ha multiplicado exponencialmente en meses, pasando de ser un suplente a casi un jugador franquicia del que se espera lo mejor cada partido.

Todo a Vinicius
Jesús Gallego
En la SER desde 1990, donde ha dirigido y presentado Carrusel Deportivo, Ser Deportivos y Hora25 Deportes. Fue reportero de El Larguero y Carrusel siguiendo la actualidad del Real Madrid y la Selección. Ha cubierto la Liga, Champions, Mundiales, Eurocopas y JJOO Olímpicos. Fue presentador de Deportes Cuatro, Golazo de Gol y Movistar Deportes.
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El pasado domingo, en medio del acoso madridista a la portería del Elche, las cámaras de El Golazo captaron una imagen que refleja muy bien una anomalía existente en el actual Real Madrid: un jovenzuelo de 21 años le indicaba a una supuesta estrella 10 años mayor que él por donde debía mandarle los balones. El chico era Vinicius y el que recibía las instrucciones, Hazard. La situación, que en otro tiempo y lugar sería imposible, retrata el orden de importancia actual en la delantera blanca, en la que el crecimiento del brasileño ha sido imparable los últimos meses, hasta el punto de convertirlo en la principal referencia ofensiva del equipo madridista.

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Uno ve los partidos del Madrid y se da cuenta de que la inmensa mayoría de los ataques terminan partiendo de Vini. Hay jugadas en las que la pelota va pasando de los defensas a los medios buscando el camino del área rival y, tras cuatro o cinco toques, casi siempre termina llegando a la izquierda para que el extremo inicie su desborde. Otras veces, cuando la presión acosa a los defensas blancos, el balón en largo también busca la zona del brasileño. Ni que decir tiene que si hay una posibilidad de salir a la contra pasa siempre por encontrar la velocidad del muchacho.

Indudablemente las órdenes del entrenador tendrán algo que ver, pero también sucede de una manera natural, porque los compañeros saben que ahora mismo Vinicius es el que tiene más desborde y capacidad de desequilibrio, y terminan llevándole la pelota como una solución. Su responsabilidad se ha multiplicado exponencialmente en meses, pasando de ser un suplente a casi un jugador franquicia del que se espera lo mejor cada partido. No se le puede discutir el afán que pone y es comprensible que empiece a reclamar ayuda: la necesita.

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