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Djokovic no está solo en su 'partido' más polémico

Decepción y enfado. La opinión pública serbia se puede describir con solo dos palabras después de que Novak Djokovic haya tenido que celebrar la Navidad ortodoxa en un hotel para inmigrantes de Melbourne. Alrededor de mil personas llevan reuniéndose dos días consecutivos en la plaza Nikola Pašić en el centro de Belgrado para apoyar al mejor tenista del mundo. Una de las pancartas decía: "No hay frontera que no puedas cruzar"; fronteras en sentido literal y metafórico.

Los medios también están del lado de Djokovic, incluso en los más moderados se han podido leer titulares duros como: "Es el día de la vergüenza para Australia", con el que abría Blic, uno de los diarios de mayor tirada. O "Locura sin fronteras", en B92, una de las webs más leídas. Los tabloides fueron, como de costumbre, agresivos. "¡Mucha cara! ¡Ha mentido! ¡Esto es lo que dijo el primer ministro de Australia el día antes de la llegada de Novak!", decía Informer. Mientras, Alo, llevaba un artículo titulado: "Malvados y sin alma ¡Djokovic permanece retenido durante la Navidad!". Aunque hay espacios donde se escucha un tono diferente. El respetado semanario Vreme apunta a la parte de responsabilidad de Novak en toda la polémica con el titular: "Vacúnate, muchacho".

Sin embargo, el mayor motivo para el enfado es que Djokovic recibió primero una exención médica para la vacunación y justo al aterrizar en Melbourne se escuchó otra canción. Es lo que está diciendo la gente en Serbia, los políticos australianos han utilizado a Novak para sus ajustes de cuentas políticos.

"Djokovic ha sido humillado públicamente pese a haber hecho todo de acuerdo con las reglas que le presentó Australia", opina Uros, un abogado belgradense. "Un país serio no se comportaría de esa manera", cree Gordana, una pediatra jubilada. "Si yo estuviera en el lugar de Djokovic, no volvería a poner un pie en Australia".

Aunque hay mucha gente que cree que Novak debería haber 'jugado' de forma más inteligente. Si no hubiera anunciado su llegada a Australia con un selfie desde el aeropuerto, hubiera entrado con discreción y se hubiera sacado la foto en el Rod Laver Arena, no se habría desatado toda esta polémica.

Ahora Djokovic, como en la canción del famoso rockero serbio Bajaga que dice "Mis camaradas son perlas esparcidas por todo el mundo", recibe mensajes de apoyo balcánicos desde todos los meridianos, incluidos los jugadores de baloncesto Nikola Vucevic y Nikola Mirotic, el futbolista Dejan Lovren... Los apoyos han llegado de muchos colegas, no solo desde la exYugoslavia. Si hasta Nick Kyrgios defiende a Novak Djokovic, entonces sabes que algo anda mal.

Un sacerdote ortodoxo rezó por Novak frente al hotel en Melbourne. Los aficionados hicieron "kolo", el baile tradicional serbio. Djokovic va a necesitar toda la energía positiva posible antes de la decisión final que, simbólicamente, llegará el domingo a medianoche, hora de Europa Central.

*Sasa Ozmo es periodista del medio serbio Sport Klub