Trejo mueve las agujas de Iraola y Aidoo 'seca' a De Tomás

El catalizador

Resulta difícil cuantificar el valor del Rayo Vallecano en el fútbol actual. Su suerte es la de todos. No hay equipo más divertido, pasional y bien trabajado en el panorama europeo. Nunca deja de querer atacar, nunca para de apretar. El vértigo es su condición de ser y la ambición mueve su propuesta. Ante tal descaro, necesita también de cierta calma, porque la velocidad sin control es contraproducente. Es Óscar Trejo el que se la proporciona. A sus 33 años, el argentino ha alcanzado su máxima expresión como lanzador de los de Iraola. Trejo pone a correr a los Isi, Álvaro García, Guardiola o a los laterales con entregas en profundidad o al espacio en el momento adecuado. El Rayo precisa de un jugador así al ser el equipo de LaLiga que más acciones de máxima intensidad protagoniza, aquellas que superan los 28 km/h al menos durante 10 metros. Contra el Alavés sumó 74 toques de balón y dio tres pases clave, siendo capital en las dos jugadas del triunfo. Se trató de una nueva demostración de un futbolista maduro y decisivo, líder de asistencias de la competición (ocho) y uno de los jugadores que más acciones de alto impacto ofensivo promedia. Por él pasan las mejores jugadas, por él se llega al gol.

Gigante en el medio

El fracaso de la Copa, término cuyo alcance no se puede discutir, reactivó al Granada contra el Mallorca para completar uno de sus partidos más redondos. Jorge Molina hizo historia con su hat-trick. No por veterano, que también, sino por la espectacularidad de su actuación. Estuvo escoltado por muchos otros, con Luis Milla (27 años) como principal actor de reparto. No se entiende este Granada sin el papel que desempeña el centrocampista. En la visita del Mallorca quizá no destacó en funciones creativas, más allá del balón parado, pero su sentido del deber y generosidad en las ayudas al compañero fueron extraordinarios. Milla personificó la entereza del Granada con sus diez recuperaciones y siete duelos ganados en el suelo. Fue el motor defensivo.

Luis Milla persigue Kang-in Lee en el Granada - Mallorca./Getty

El central disperso

Catalogar a Joseph Aidoo (26 años) nunca es sencillo. Lejos de la tradición de los viejos centrales, caracterizados por su solvencia y regularidad, el defensa del Celta es capaz de lo mejor y de lo peor. Este curso le tocó empezar en un rol secundario, señalado por sus errores. Sin embargo, hace diez jornadas que se asentó como titular y su mejor encuentro llegó ante el Espanyol. Aidoo secó a Raúl de Tomás. Sus estrictas vigilancias anularon la habitual trascendencia del delantero perico. No le dejó girar, siempre pegado a su espalda. A su partido no le hicieron honor sus números: cuatro robos, tres despejes, una entrada... Tal fue la diligencia de Aidoo que también cortó de raíz algunas acometidas desde atrás de Puado, Melamed o Pedrosa. Estuvo inconmensurable.

El duelo perdido

Continúa Osasuna reñido con la victoria. Esta vez cayó derrotado en el último instante y de la forma más inesperada. Con un cabezazo de Darío Poveda, el Getafe resultó vencedor al imponerse en la disputa aérea tras un centro lateral de Damián Suárez. Sorprende porque Osasuna es el segundo equipo de LaLiga que más duelos por alto gana en su propia área, con más del 60% de acierto. No defendió bien esa última jugada y se va al parón entre lamentos.