El respeto de Hugo Duro a Bordalás y el valor real de Acuña
Buen soldado
Bordalás tiene un plan. A costa de la propia reputación personal, señalado tantas veces por las formas que se gastan sus equipos, resulta irrebatible la hoja de servicios que presenta. Para ello necesita del empeño colectivo y del convencimiento total de los jugadores. Con Hugo Duro (22 años), que ha vinculado el despegue de su carrera al técnico, sabía que no había lugar al error en Valencia. En pocos escenarios cabía pensar el rendimiento goleador que está dando el ex del Getafe, con cinco tantos ya en lo que va de Liga, pero pocas dudas existían sobre su compromiso, energía y capacidad de progresión. Tanto si actúa en la delantera como acostado en la banda, Duro es un hombre de acción en todas las fases del juego. Por algo es, después de Correa (Atlético), el delantero que presume de un promedio más alto en número de presiones efectivas (31,5%). En su concurso contra el Celta dejó cuatro recuperaciones y una intervención decisiva al estar más vivo que Tapia en el gol del empate. El éxito de Hugo Duro es también el de Bordalás.
Lateral de carrera
Con los grandes en entredicho, a excepción del paso largo del Real Madrid, hay que valorar la temporada liguera del Sevilla y de algunos de sus protagonistas. Marcos Acuña es uno. A sus 30 años, el lateral izquierdo ofrece una colección de virtudes que encajan a la perfección con la propuesta de Lopetegui. Es agresivo, incansable y llegador. Además, tiene la calidad suficiente para decidir partidos en campo contrario (1,7 pases clave por partido). Contra el Villarreal lo volvió a hacer tras un gran robo a Foyth y un centro todavía mejor para Ocampos. Lástima su lesión final, que le obliga a parar. Acuña es la confirmación de que los laterales en el Sevilla trascienden a su posición.
La paradoja perica
La conveniencia de jugar en casa se agudiza en el caso del Espanyol. Cada vez que sale de Cornellá, se le cae el mundo encima. Con apenas tres puntos a domicilio, solo Levante y Getafe tienen peores números. Como visitante le puede la cautela, paga algún error e intenta una reacción tardía que no le alcanza para nada. Si uno atiende a la estadística, ve rápidamente que produce menos oportunidades claras lejos de su estadio (6 por 16 como local) y registra un promedio de goles esperados —indicador que asigna una probabilidad de que una ocasión sea gol en función de la jugada— muy inferior (6,2 por 9,7). En Vallecas pudo empatar en el tramo final, a raíz de la entrada de Manu Morlanes (22 años), que aportó creatividad y afinó los ataques. Su figura es otro símbolo de las contradicciones del Espanyol. Parece difícil de entender que Morlanes sea tan pocas veces titular.
Recuperado
La autoestima y la intensidad acompañaron el debut feliz de Francisco con el Elche. Fue un triunfo emocional, con tramos de buen fútbol y verticalidad (166 pases hacia delante), ligado a la pareja de Boyé y Lucas Pérez en ataque y al impulso de Tete Morente. Este último perdió el sitio con Escribá que ahora se ha vuelto a ganar. Ante un Cádiz desorientado destacó por sus desmarques, rango de asociación y acierto en la zona de finalización. Dos ocasiones creadas y la autoría del 2-1 son avales sobrados para no alejarse de la titularidad.