"Fue un momento increíble que caló mucho en la gente porque fue 100% real”. Así define Ana Peleteiro el abrazo improvisado entre dos atletas superlativas en la final del triple salto en los Juegos de Tokio. Yulimar Rojas y la gallega de Ribeira compartieron un momento casi privado ante cientos de millones de personas. Ambas habían alcanzado su objetivo máximo. La venezolana afincada en Guadalajara, el oro olímpico destrozando el récord del mundo que databa de 26 años atrás; la española con la que comparte código postal, la medalla de bronce con marca histórica nacional. El ‘Momento Olímpico’ compartido aunaba un tremendo éxito en la pista y una gran verdad como seres humanos.

"Las dos aprendemos cosas la una de la otra. Así lo pensamos y decimos. Al fin y al cabo la vida es eso. Tener referentes y apoyarte en tus compañeros para mejorar”, explicaba Peleteiro a AS destilando sinceridad. En el Hotel Palace de Madrid y junto al gurú Iván Pedroso, el pegamento que les ha unido para que ambas saquen lo mejor de sí individualmente, han rememorado ese instante mágico que no olvidarán nunca y que quedará como imagen recurrente en la mente de los aficionados. En el mayor evento global donde los países pelean por la supremacía absoluta en el deporte a través de sus mejores recursos, dos prodigiosas atletas de 25 años (a día de hoy ambas han cumplido los 26) fusionaron banderas, sentimientos y anhelos. La familia no entiende de fronteras. Ellas son el ejemplo perfecto.