España despeja el camino hacia Qatar

Como dijo Kiko al final de Carrusel, por la mañana había nubarrones y la noche se quedó muy buena. Ya antes de saltar al desangeladísimo Olímpico de Atenas se había quitado España un peso de encima, con la derrota de Suecia en Georgia. Kvaratskhelia (he repasado tres veces hasta dar por buena la ortografía del apellido) le calzó dos goles a Suecia que celebramos como propios. Luego había que completarlo con una victoria. Sólo valía ganar, porque tal y como estaban las cuentas daba lo mismo empatar que perder. Se ganó, se terminaron de despejar las nubes de Kiko y ahora esperamos a Suecia sabiendo que nos basta incluso el empate.

Se ganó bien, pero sin lujos, admitámoslo. La primera parte fue buena, a ratos muy buena, con un fútbol preciso y ágil que abría grietas en el entramado griego, cinco defensas protegidos por cuatro medios. Hubo un susto aún con el 0-0, en una escapada con gol de Masouras, pero en claro fuera de juego. Y al poco llegó nuestro gol por la vía de un penalti raruno, pero que como el polaco Marciniak lo vio muy claro no lo vamos a refutar aquí. Ave que vuela, a la cazuela. Además venía a premiar el buen juego de España, sobre todo por el costado izquierdo, con Gayà, Morata y Raúl de Tomás espléndidos. Buen estreno de éste, por cierto.

En la segunda mitad el equipo fue a menos. Curiosamente cuando Grecia, obligada, se abrió y no lo puso tan difícil, el equipo se fue desconectando y los cambios no lo remediaron. Pero se mantuvo sin sufrir graves peligros y fue capaz de dar sustos en algún contraataque muy bien armado por Olmo y proseguido por Rodrigo. No disfrutamos esa segunda parte como la primera, pero cuando bajó el telón éramos campeones de grupo y la amenaza de Suecia ya no lo parece tanto. Sabemos que no hay que confiarse, desde luego, pero más que ustedes y yo lo sabe Luis Enrique, que tiene al equipo de su mano y de puntillas. Qatar parece muy cerca.