Joshua Cavallo, cuando la piedra gana al papel
Poco antes de aterrizar en Barcelona, en febrero de 1982, el futbolista Cléo Hickman había protagonizado una explícita sesión fotográfica en el diario Folha de Sao Paulo. Las fotos extendieron el rumor en España de que el futbolista era homosexual. Así que, semanas después, Hickman pasaba por el altar con una mujer que ni siquiera era su novia, sin familia ni amigos, pero sí con Joan Gaspart y Josep Lluís Núñez presentes en la sala. La historia la contaba el propio Gaspart en el programa 'Los Otros' de Movistar: "Fui a ver al jugador y le pregunté por estas fotos. Me dijo: 'Fiestas que hacemos en Brasil para divertirnos con amigos'. Le dije que estas fotos pueden perjudicar a ti y al club. Me acuerdo que le dije '¿Tú tienes novia?' y me contestó 'No, una prima mía...'. Pues dile que venga que os vais a casar y vamos a desmontar esto".
Al parecer, el amor entre Hickman y su 'prima' terminó triunfando, porque el amor triunfa hasta en los escenarios más irreales -incluso con Joan Gaspart y Josep Lluís Núñez como testigos nupciales- , pero esa ya es otra historia. El caso es que tener en las filas a un jugador supuestamente homosexual perjudicaba a un club en el año 1982, y todavía lo hace cuarenta años después. Por eso en pleno 2021 es noticia que un chaval de 21 años que juega en la primera división australiana, Joshua Cavallo, haya reconocido públicamente su homosexualidad. Es noticia porque se trata del primer jugador profesional en activo en hacerlo. Y es noticia porque lo ha revelado en un vídeo de enorme solemnidad, como si estuviese confesando un delito.
La cultura popular sigue considerando el fútbol como algo inherentemente masculino, entendida la masculinidad como heterosexualidad. El lenguaje homofóbico sigue incrustado en la lengua vernácula futbolística. Y los futbolistas continúan sintiendo miedo a salir del armario y perjudicar así sus carreras. Así que Joshua Cavallo ha puesto la primera piedra en un territorio de moldes y papeles predeterminados. Ya sabemos que el papel siempre gana a la piedra, pero también sabemos que muchas piedras pueden aplastar fácilmente a un papel.