Roberto Jiménez, el guardaespaldas de Pacheta
Llegó al Real Valladolid la temporada pasada para discutirle el puesto a un entonces insustituible Masip. Sergio González apenas le dio oportunidades y solo al final de esa aciaga temporada, en una decisión poco habitual entre los entrenadores, compatibilizó titularidades un partido sí y otro no con el portero exbarcelonista.
Pero este curso el cuento ha cambiado mucho para Roberto. El fuenlabreño es indiscutible para Pacheta. Ha disputado todos los partidos y el entrenador no tiene duda de que, salvo lesión o una concatenación de errores flagrantes, es su portero titular.
A Roberto se le ha cuestionado por parte de un sector de la afición su fiabilidad en el juego aéreo, pero lo cierto es que todavía no ha encajado ningún gol a balón parado. Es verdad que no es el guardameta menos goleado del campeonato, pero hay que tener en cuenta que ha recibido tres goles desde el punto de penalti (detuvo uno al Lugo) y que el resto de los tantos que ha encajado se debieron en gran parte a clamorosos desajustes defensivos.
En su idea de hacer al Real Valladolid un equipo ofensivo, Pacheta es consciente de que puede pasar problemas atrás, los defensas en ocasiones dejan muchos metros a su espalda, y eso supone un riesgo añadido para el portero, que ya vimos ante el Sporting cómo tuvo que salir fuera del área, lejos de su zona confort, a despejar un balón dividido al espacio.
Los goles de Weissman, o la clarividencia de Roque Mesa y Aguado le están dando puntos al Real Valladolid, pero cuidado que Roberto, con actuaciones de muchísimo mérito en los últimos partidos, paradas milagrosas y salvadoras, está contribuyendo a que estos no se pierdan. Roberto se ha convertido en el guardaespaldas de este equipo, en el último bastión de la resistencia blanquivioleta, y Pacheta con él se siente seguro.