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El chasco de Badosa y Muguruza

Por la mañana, Sergi Bruguera comunicaba el equipo que defenderá el título de la Copa Davis dentro de un mes, con la novedad de Carlos Alcaraz, en sustitución de Rafa Nadal, respecto al grupo que ganó la Ensaladera hace dos años. Junto a él estarán Pablo Carreño y Roberto Bautista, dos tenistas del top-20, además de Marcel Granollers y Feliciano López, experimentados en la competición y en el dobles. Alguien podría discutir si Albert Ramos o Alejandro Davidovich merecían un sitio en lugar de Feli, cada aficionado tiene espíritu de seleccionador, pero la alineación en sí resulta coherente para luchar por el máximo objetivo.

Hasta aquí, el acto proyectaba optimismo. Pero las caras y los comentarios que circulaban en el entorno de la Federación no transmitían felicidad plena. Algo no funcionaba. El equipo femenino, tan coherente inicialmente como el masculino, e incluso más esperanzador, con Garbiñe Muguruza y Paola Badosa al frente, estaba a punto de desmembrarse. Y se confirmó por la tarde. Ninguna de las dos competirá en la Copa Billie Jean King. Un tremendo chasco.

España pierde así una ocasión única de reconquistar la próxima semana la vieja Copa Federación, con Muguruza y Badosa ya instaladas entre las mejores de la temporada. Ambas se han borrado del equipo tras su clasificación para las WTA Finals, por la cercanía de fechas de ambos torneos, distanciados entre sí por 11.000 kilómetros, de Praga a Guadalajara, y por las diferentes condiciones de juego. No es la primera vez que Garbiñe renuncia, ya lo hizo en febrero de 2020 en la eliminatoria entonces no tan lejana de La Manga, después de alzarse subcampeona en Australia. Ni siquiera la despedida de su amiga Carla Suárez ha cambiado su tendencia. Paula, por su parte, es nueva en estas lides, pero ha tomado idéntica decisión. Las dos han dado prioridad a sus intereses individuales, nada nuevo en el tenis.