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Un genio anda suelto

Vini, un crack mundial.- Pasarán los años y los chavales me dirán que me meta en la máquina del tiempo, cuando uno ya sea un provecto ancianillo, para decirme: “Señor Roncero, ¿se acuerda de aquel gol maradoniano que Vinicius metió en Ucrania?”. Así es. El brasileño estaba en Kiev, pero era como si jugase en Maracaná. El Shakhtar saltó al campo con ocho brasileños. El Madrid, con cuatro (Militao, Casemiro, Vini y Rodrygo). Parecía un Shakhtar Mineiro contra un Real Sao Paulo. Pero no, era la Champions, el mejor escaparate futbolístico mundial a nivel de clubes. Ahí es donde apareció el talento desatado de este chaval que aprendió a crecer con un balón cosido en sus botas rotas en las callejuelas enroscadas de Sao Gonçalo, cerca de Río de Janeiro. Primero aprovechó un pase picassiano de Modric, el croata que ve el fútbol en 4D. Con un solo toque desarmó a toda la zaga ucraniana, habilitando a Vini para que el carioca iniciase su festival en technicolor. Batió a Trubin con una picadita deliciosa. Y lo mejor lo dejó para cinco minutos y 34 segundos después, con un gol de PlayStation que dejó alucinados a los 34.037 ucranianos que poblaban las gradas del Olímpico. Con dos regates eléctricos rompió todas las cinturas que salieron a su paso, para definir con un zurdazo impecable por el palo del portero. Un tanto merecedor del ‘Gol Puskas’ del año. Vini está desatado y ya no habrá quien lo pare. Encima, dio una asistencia a su amigo Rodrygo para que hiciese el 0-4 y consumase la conversión del estadio en un Sambódromo donde todo era posible. Este escenario nos trae a los vikingos muy buenos recuerdos...

La 13.- Aconteció el 26 de mayo de 2018 en este mismo estadio. El Liverpool de Klopp asomaba amenazante con su tridente de moda: Salah, Firmino y Mané. Pero el Madrid de Zidane era en la Champions como la tabla de multiplicar. Te la aprendías de memoria para toda la vida. El once en Kiev, que tumbó a los reds por 3-1, estaba formado por Keylor; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco; Benzema y Cristiano. En el once inicial de este 19 de octubre solo quedaban cuatro: el tridente top de la medular (Casemiro-Kroos-Modric)y Karim, el hombre que susurra al Balón de Oro. Fue aquella noche mágica de Bale, que con una tijereta para la historia dejó su último legado de blanco. Digo bien. Han pasado tres años y medio y el galés no ha vuelto a dibujar ni un trazo que nos permita recordar si sigue siendo futbolista. Ese día paró el reloj de sus botas definitivamente. Pues en esta noche con una manita imperial (0-5) nadie se ha acordado del galés. Desde ahora debe hablar más con Jon Rahm y menos con Ancelotti. Gareth, debes empezar a priorizar tus verdaderas pasiones.

La afición es fiel.- Este importantísimo triunfo en tierras ucranianas va por Nicolás Rodríguez Munzenmaier, del Puerto de la Cruz de Tenerife, de donde también era Del Pino, un virguero al que apodaban Di Stéfano por su capacidad goleadora y su pundonor competitivo. A ese equipo isleño lo apodaron ‘Pequeño Real Madrid’ en su honor. Las crónicas de sus peripecias las escribía un maestro llamado Juan Cruz, un culé bueno, pero cuyo nieto Oliver ha salido merengue irreductible hasta la última pestaña. Va por ti, chaval. Y también dedico la manita a mis colegas Marcelo y Pepillo, de mi grupo de Whatshapp ‘Raulistas’ de Montoro (Córdoba). Todos ellos me recuerdan que el domingo toca conquistar el Camp Nou ante el Barça de Koeman. No está Messi, pero un Clásico siempre es un Clásico y se presenta una oportunidad única de apuntalar una semana que marcará un punto de inflexión para lo que resta de temporada si la tropa de Carletto repite victoria. El Madrid ha vuelto.