JUAN JIMÉNEZ

Sobre la rebaja de Piqué

El Barça anunció ayer que ha podido inscribir a Memphis, Eric Garcia y Rey Manaj gracias a Piqué, que ha aceptado una rebaja considerable de su salario.

Sobre la rebaja de Piqué
PAU BARRENA
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Política de gestos. El Barça anunció ayer que ha podido inscribir a Memphis, Eric Garcia y Rey Manaj gracias a Piqué, que ha aceptado una rebaja considerable de su salario. Otra vez, pues, Piqué se ha puesto en el centro del escenario del Barça. A bote pronto, es fácil pensar en un movimiento cara a la galería. A los ojos del socio, Piqué será mejor visto esta tarde en el debut contra la Real. Pero si algo no se le puede discutir a Piqué es que, además de jugador, es un culé de base y, como tal, sabe perfectamente la tristeza que inunda a la afición por el adiós de Messi y, sobre todo, por la asunción de que el Barça ya no es la referencia del fútbol mundial. Es el momento de los gestos, y este es uno. Nadie sabe cuánto influye en el día a día de Piqué una rebaja de sueldo. Puede que más de lo que se supone en un millonario. De Piqué viven unas cuantas familias y a las empresas hay que alimentarlas. Pero no se trata de eso. Esta es una manera, en cierto modo sentimental, de ponerse en el lado de la afición, de intentar remar de alguna manera para que el Barça no se caiga, ahora que además de la ruina económica asoma la primera fiscalización del trabajo de Laporta, que ha terminado mal con Messi y ha observado desde sus vacaciones en Ibiza los primeros latigazos de Font, Minguella y hasta un sorprendente Bartomeu, que se ha sentido con fuerza para mandarle una carta después de haberle metido fuego al club y salir corriendo.

Paradigma. Piqué ha estado muy cerca de Laporta estos últimos meses. En Barcelona se conocieron algunas cenas con el actual presidente antes de las elecciones y, en plena campaña, le echó en cara a Víctor Font utilizar uno de sus tuits para publicitar su eslogan de Sí al Futur. Conociendo la dimensión del personaje, Font se vio obligado a retirarlo. Por su punto genialoide, Piqué es un personaje contradictorio. En sus comportamientos y en sus declaraciones. Esta vez, sin embargo, ha ejercido desde la coherencia. Él mismo ha admitido que los jugadores tuvieron demasiado poder. En el fondo, podía tener lógica. En el fútbol, los vestuarios se vuelven intocables y millonarios cuando ganan. En el gesto de Piqué, como en el intento de Laporta de imponerse ahora a jugadores como Alba o en su enfado final con el padre de Messi, está el reconocimiento a que ciertas cosas deben volver a su orden. Es hora de que el vestuario del Barça sea menos rico y pierda ciertos privilegios. Al menos, hasta que vuelva a ganar. Tal vez ese sea el fondo del gesto de Piqué.

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