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LA MAGIA DEL TENIS

Así influye el calor extremo cuando jugamos al tenis

Descubre de qué manera afectan las altas temperaturas a tu rendimiento en una pista de tenis y aprende a minimizar los perjuicios del calor intenso.

Así influye el calor extremo cuando jugamos al tenis

Nos aproximamos al ecuador del verano en España y, como no podía ser de otra manera, el termómetro se ha disparado en buena parte de la península y territorios insulares. Durante el período de vacaciones, solemos tener más tiempo libre para disfrutar de nuestras aficiones y, si estás leyendo esta publicación, no cabe duda de que el tenis es una de ellas.

El problema es que, durante la mayor parte de las horas del día, el sol quema de lo lindo y nos dificulta bastante la práctica deportiva al aire libre. Bicheando en ASPETAR, un diario online de medicina deportiva, he encontrado un interesante artículo sobre el impacto del calor extremo en el tenis. En él me voy a basar para desarrollar algunos conceptos que debemos tener en cuenta a la hora de practicar tenis en condiciones muy calurosas.

Estrés por calor y termorregulación

Los seres humanos somos homeotermos, es decir, podemos mantener una temperatura corporal estable, independientemente de las condiciones ambientales. Si, cuando hace calor, el cuerpo es capaz de termorregularse a través de la sudoración, decimos que las condiciones están en la zona prescriptiva. De esta manera, la temperatura interna permanece estable, pero la frecuencia cardíaca y el nivel de sudoración aumentan con el estrés por calor.

Cuando la temperatura ambiental aumenta considerablemente, el cuerpo puede llegar a incrementar su temperatura de manera peligrosa; si, además, estamos jugando al tenis, una de las consecuencias más inmediatas que vamos a experimentar es la reducción del tiempo de juego efectivo (el tiempo en el que la bola está en juego). Tanto tu rival como tú, vais a intentar terminar los puntos cuanto antes y vais a alargar el tiempo de transición entre punto y punto para que el cuerpo tenga menor dificultar para termorregularse.

Fatiga

En el desarrollo de un partido de tenis, vamos a tener que realizar un gran esfuerzo físico, tanto con el tren superior como con el inferior; esprintamos, frenamos, nos giramos, golpeamos, volvemos a arrancar, etc. Conforme va transcurriendo el partido y la intensidad va creciendo, vamos a empezar a sentir fatiga. La fatiga puede ser central (asociada a alteraciones funcionales del sistema nervioso central) y periférica (muscular). Según explica Julien D. Périard en su artículo, la sensación de fatiga no se ve agudizada por las condiciones climáticas, sino por la dureza del partido.

Hidratación

Cuando la temperatura ambiental es extrema y se excede el límite superior de la zona prescriptiva, nuestro cuerpo puede dejar de termorregularse correctamente y tener una hipertermia (temperatura corporal anormalmente alta). En este caso, es mucho más fácil que nos deshidratemos si no reponemos líquidos frecuentemente. No debemos fiarnos de la sensación de sed como indicador de hidratación, porque, basándonos en lo que dice Périard, "es posible que no tengamos sed hasta que hayamos perdido 1,5 litros de agua corporal". Una de las ventajas que tiene el tenis, es que se producen descansos frecuentemente, en los cambios de pista. En ese momento, aprovechamos para sentarnos y beber, por lo que es más sencillo que nos mantengamos hidratados y que reduzcamos el estrés térmico.