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Suiza llega lanzada tras su heroicidad

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Un equipo que siempre compite. Con la actual generación, que ya logró resultados históricos en categorías inferiores, Suiza lleva cuatro grandes citas consecutivas superando la fase de grupos. Esta vez ha ido un poco más allá y se ha metido en cuartos de final, algo que no lograba desde que fuese anfitriona en el Mundial del 54. Una de sus señas de identidad es la regularidad. Es un conjunto fiable que siempre presenta batalla aunque se mida a adversarios de primer nivel. Lo consigue gracias a su flexibilidad, ya que es capaz de asumir papeles diferentes en función de lo que demande cada fase de los partidos.

Un cambio que ha revolucionado su ataque. Vladimir Petkovic ha planteado los cuatro encuentros de la presente Eurocopa con un 5-2-1-2 en el que Xherdan Shaqiri actúa de enlace entre el doble pivote y la doble punta formada por Seferovic -más rematador- y Embolo -que ataca los espacios con un cambio de ritmo feroz-. Aunque probablemente mereció ganar frente a Gales en el debut (1-1), la imagen que dio ante Italia en Roma fue decepcionante y obligó al seleccionador a mover piezas. Lo hizo con gran acierto: desplazó a Ricardo Rodríguez, que hasta entonces actuaba como carrilero zurdo, a la posición de central izquierdo, sacrificando a Schär. De este modo pudo dar entrada a Steven Zuber en la banda, con lo que ganó profundidad y agresividad en ataque. El futbolista del Eintracht de Frankfurt ha dado desde entonces cuatro asistencias de gol en los dos partidos que ha jugado como titular y lidera esta estadística en el torneo. La producción ofensiva del colectivo también se ha multiplicado: Suiza pasó de marcar un tanto en los dos encuentros iniciales a lograr seis en los dos siguientes.

La sanción de Xhaka, un gran problema. Los dos grandes estandartes de esta Suiza son sus dos jugadores de origen kosovar, el medio centro Granit Xhaka y el mediapunta Xherdan Shaqiri. Ambos suelen crecerse con la selección helvética, alcanzando un nivel mucho más alto que el que muestran regularmente en sus clubes. Shaqiri ha tenido hasta el momento una Eurocopa discreta, salvo por su brillante actuación ante Gales, cuando anotó un doblete. En los otros tres encuentros prácticamente no tuvo ningún peso y acabó sustituido en todos ellos. Sin embargo, su capacidad para desequilibrar en el uno contra uno, su potencia en la arrancada y su poderoso disparo son amenazas que no se deben menospreciar. Xhaka, por su parte, firmó una actuación portentosa en el heroico duelo contra Francia, pero vio su segunda amarilla del campeonato y se perderá la cita frente a España. El del Arsenal aporta agresividad, liderazgo y una gran capacidad para el pase profundo, como se pudo observar en la asistencia que dio en el 3-3 ante los galos. Petkovic tiene dos opciones para sustituirlo y acompañar de este modo al más posicional Remo Freuler: Denis Zakaria, del Gladbach, o Djibril Sow, del Eintracht. Ambos responden a un perfil muy dinámico, de gran trabajo, aunque les falta la finura de Xhaka y, sobre todo, su jerarquía para contagiar al resto de compañeros.

El revulsivo Gavranovic. Seferovic, tras su doblete contra Francia, es indiscutible como referencia ofensiva. Embolo, pese a haber ido de más a menos en el torneo, tiene la velocidad idónea para lanzar contragolpes, algo que Suiza va a buscar a menudo ante la dominante España. Pero el tercer delantero de la convocatoria, Mario Gavranovic, llega lanzado tras anotar el tanto que forzó la prórroga el lunes. En el debut ante Gales, el VAR ya le anuló un buen gol por milimétrico fuera de juego. Siempre que ha entrado en los tramos finales de los partidos ha mejorado a Suiza y ha demostrado llegar a la Eurocopa con la chispa necesaria para marcar diferencias.