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La mejor de la historia

Carolina Marín es infalible en las finales de grandes campeonatos, nueve de nueve, con un desglose que proyecta su figura como la mejor de siempre: un oro olímpico, tres mundiales y cinco europeos. Este domingo completó el repóquer continental, una cosecha que nunca alcanzó ninguna mujer y que sólo iguala un hombre, Peter Gade, aunque no de forma consecutiva. Su título en Kiev es también el cuarto del año sobre cinco posibles, en una temporada marcada en su agenda con un rotulador fluorescente. En invierno conquistó dos torneos en Tailandia y otro en Suiza, en primavera ha reinado en Europa… Y todavía le restan dos estaciones más, sus dos grandes desafíos: la reválida del oro en los Juegos de Tokio, en verano, y su cuarto entorchado mundial, en su casa de Huelva, allá por finales de otoño. La Triple Corona en un mismo año es un reto sólo al alcance de una deportista excepcional, triunfadora en un país sin tradición en un deporte de dominio asiático. El debate, que no ha acabado, está en sentarla en el trono como la mejor deportista española y la mejor jugadora de bádminton de la historia.

Al final de su carrera, todavía lejos, habrá que valorar su brillante palmarés, pero mucho más. También su constante superación. Ocho de esas nueve finales las conquistó entre 2014 y 2018, pero la racha se cortó en dos años oscuros. En 2019, por la rotura de un cruzado que le tuvo siete meses de sequía. En 2020, por el fallecimiento de su padre y las sombras de la pandemia. Este curso ha vuelto a la senda del triunfo, aunque sigue saltando obstáculos. En Suiza ganó con una lesión en el sóleo que le impidió luego disputar el All England. Y a este Europeo ha llegado después de 14 días sin tocar una raqueta por culpa de un foco de coronavirus en la Selección que afectó a seis miembros. Ya conocen el lema de Caro: “Puedo porque pienso que puedo”. Y así continúa superando barreras y escribiendo una bella historia.