Las opciones de permanencia siguen intactas
El punto de Bilbao sacó el miércoles por la noche al Real Valladolid del descenso y le deja con sus opciones de permanencia totalmente intactas. Cinco partidos por jugarse, con tres de ellos en Zorrilla, y la necesidad de alcanzar, parece, siete puntos para lograra la salvación. Esos son los cálculos más probables pero la cifra final va a depender de lo que sean capaces de sumar los grandes rivales del conjunto de Sergio por la permanencia, Huesca, Elche, Alavés y todavía Getafe, aunque los de Bordalás tienen cuatro puntos más y a estas alturas eso es mucho. Parece que lo del Eibar no tiene remedio. Es más, seguramente venga hasta bien que gane al Alavés mañana para dejar clavados a los vitorianos. Lo normal es que el Atlético gane en Elche y es de esperar que la Real Sociedad le ponga en grandes dificultades al Huesca en El Alcoraz. Todos juegan en sábado. El Valladolid, por tanto, saltará el domingo a Zorrilla sabiendo cómo está el panorama. Y si es capaz de ganar al Betis las cosas se verán con más optimismo. Hace falta ganar ya un partido. Si no se logran dos victorias y un empate será muy complicado pensar en la salvación. Pero viendo la clasificación, los calendarios de todos y el juego desplegado en la última media hora de Bilbao, yo tengo muy claro que las opciones de permanencia son más de lo que algunos piensan.
Pero ha llegado el momento de que el Valladolid deje de fallar y aproveche de una vez las posibilidades que se le presentan. Y ahí aparece la figura de Sergio que muy poco está ayudando al equipo en los últimos partidos. Rotaciones incomprensibles, cambios ilógicos o tardíos, miedo excesivo y falta de confianza en sus futbolistas. Cada rueda de prensa previa que escucho del catalán es para ensalzar exageradamente al rival como si cada semana jugara contra el Manchester United. Cantatore decía que del rival les hablaba muy poco a sus jugadores. Les hacía creer que ellos eran lo suficientemente buenos como para poder ganar a cualquiera. Sergio, creo, hace todo lo contrario y se nota en la falta de confianza del equipo. Tras su exhibición de alineación y planteamiento en Bilbao durante sesenta minutos, es de esperar que, por fin, ponga a jugar a los mejores, a los que juegan al fútbol, a los que más talento tienen. Sergio maneja una mejor plantilla de lo que él cree. Dejar en el banco a Mesa, Kike, Míchel y Olaza para colocar un doble pivote Alcaraz-San Emeterio solo podía resultar como resultó. Y lo peor es que se dio cuenta de ello y espero hasta el minuto 62 para realizar los cambios. Terrible. Y aún así se empató.
Sergio debería dejarse ayudar por los jugadores con más peso y experiencia, escuchar su consejo, saber cómo quieren jugar los futbolistas, al estilo Del Bosque, poniendo a los buenos y dejarse de tanta rotación y reparto de minutos. Y los futbolistas a competir y a acertar de una vez. Con Weissman en el campo y no en el banco, con todo lo que se pueda alinear a Olivas, con intensidad, con ambición y sin cometer locuras. Hace falta el equilibrio del entrenador y de los jugadores y a por los siete puntos que faltan. La salvación sigue ahí, cerca, una semana más.