Dembélé y Vinicius, en el escaparate
Los renacidos. El francés y el brasileño llegan al Clásico con una altísima cuota de protagonismo en sus equipos. Dembélé se ha convertido en una pieza vital en el engranaje de Koeman, ha dejado a un lado, ojalá le dure mucho, las lesiones y ha desbocado ese gran potencial de jugador diferente, imposible de decodificar, capaz de tomar decisiones a altísima velocidad y de marcar goles que dan puntos vitales en la carrera por la Liga. Dicen que se ha rodeado de los profesionales adecuados para cuidar su alimentación, su físico y su mente. Vive, come y duerme mejor. Diez goles y cuatro asistencias adornan su extraordinaria temporada, dando al fútbol de su equipo una verticalidad que el Barça sólo conocía por el lado de Jordi Alba. Lo de su facilidad para el manejo de ambas piernas es digno de estudio. Curiosamente, su mejor año puede ser el de su despedida. El Barça necesita vender y Dembélé acaba contrato. Una situación muy parecida a la de Mbappé en el PSG. O su club hace caja ahora o se iría gratis en 2022.
El momento Vini. El jugador más valioso de la ida de los cuartos de final ante el Liverpool eligió el mejor escaparate para reivindicarse. Sólo el tiempo dirá si, como en el caso de Marcos Llorente en el Atlético, el partido del Liverpool cambiará su carrera para siempre. Tres años más joven que Dembélé, su margen de mejora sigue siendo altísimo, pero más allá de sus virtudes como futbolista (velocidad, desborde, atrevimiento, profesionalidad), lo realmente diferencial es su enorme personalidad para pedir el balón en las malas, que han sido más que las buenas, desde su llegada al Real Madrid. El club blanco también necesita facturar o meter jugadores para poder traer la joya de la corona. Kylian te cambia la ilusión y el plan de negocio, eso es indudable, pero no debe ser fácil desprenderse de un diamante después de haberlo pulido, cuando demuestra tanto amor por el escudo.
El partidazo. El sorprendente bajón del Atlético de Madrid ha devuelto al gran duelo de nuestra Liga a su máximo apogeo. Koeman ha conseguido darle la vuelta a la tortilla de su Barcelona. Messi se siente otra vez arropado, con Pedri, De Jong, Dembélé y las mejores versiones de Alba y Busquets. Zidane se ha agarrado al mejor centro del campo del mundo para manejar los partidos y al espectacular momento de Benzema para taladrar defensas. Asensio y Vini se han sumado a la fiesta. El Barça se refleja hoy en el optimismo de Laporta y el Madrid, en la solvencia de Florentino, pero el Clásico es otra película.