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El tenis baja a la tierra

El Masters 1.000 de Miami coronó el domingo a Hubert Hurkacz, un polaco de 24 años a quien no se tenía etiquetado entre las alternativas del NextGen. Más bien suena a un golpe puntual de inspiración, a un campeón efímero, aunque en el deporte nunca se sabe. Quien sí dará que hablar es su rival en la final, el italiano Jannik Sinner, una perla de 19 años que llama a la puerta del futuro número uno. Miami se alzaba como una oportunidad de reivindicación para aquellos jugadores que se han visto a la sombra del Big Three y para aquellos que aspiran a ocupar su trono. Djokovic, Nadal y Federer no se ausentaban al completo en un Masters 1.000 desde 2004. Pero ninguno de los nombres más sonoros de la generación del revelo aprovechó realmente la ocasión: ni Medvedev, que estrenaba número dos mundial, ni Tsitsipas, ni Zverev, ni Rublev… Tan sólo ese descarado Sinner, más joven que ellos, que presenta su candidatura a más largo plazo. Y, por supuesto, Hurkacz, a quien ya veremos si hay que incluir en el grupo o, como parece, se quedará en flor de una semana.

Miami cede el testigo a la temporada de tierra, donde ya esperan Nadal, Djokovic y Federer, además de Thiem. Esta semana comienza en Marbella y en Cerdeña la gira europea sobre esta superficie, que sí había celebrado torneos en Sudamérica. Estamos en la antesala de Montecarlo, donde volverá Rafa Nadal, que aspira a su 12º título, un récord galáctico. Si nos atenemos a las palabras de su médico, Ángel Ruiz Cotorro, “se está entrenando fuerte”, siempre con el objetivo de fondo de Roland Garros, si es que puede celebrarse en sus fechas originales por la pandemia. Las mujeres también arrancan en Bogotá y Charleston, donde juega Garbiñe Muguruza en su época preferida del año. El tenis baja a la tierra con presumible protagonismo español. Y con el Big Three recompuesto.