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Irreemplazable

Si hay un futbolista que no tiene sustituto en el Real Madrid es Carlos Henrique Casemiro. No solo por lo que es capaz de aportar al colectivo en el terreno de juego, sino porque no hay otro jugador en la plantilla de Zidane con las características de mediocentro posicional y de vocación defensiva. Hemos visto jugar ahí tanto a Kroos como a Fede Valverde y ni uno ni otro se sienten del todo cómodos manteniendo el equilibrio cerca de los centrales, por no decir que se pierden las mejores virtudes de ambos con una altura tan baja y con menos libertad, a pesar de que al alemán le gusta mucho venir a la base a ser el constructor de los ataques acostándose en el perfil izquierdo.

Tres centrales

La apuesta por tres centrales en el último encuentro disputado en Valdebebas por el Madrid ante el Elche creo que no es casualidad. Quizá Zidane está sopesando la idea de jugar así contra el Atalanta. El míster querrá blindar ese carril central debido a la baja del brasileño y poder otorgar al equipo un buen equilibrio ante la posibilidad de que el partido se convierta por momentos en un ida y vuelta, algo que enfrentando a la escuadra de Gasperini suele suceder. Casemiro, que últimamente coge muchísima altura en el juego de ataque, siendo casi el atacante más peligroso del Madrid en numerosos partidos, no lo hizo en Bérgamo. Allí se mantuvo muy cerca de los dos centrales casi todo el partido, sabiendo que su utilidad como "coche escoba" era lo que sus compañeros iban a necesitar de él ese día.

Alternativa

Supongo que aquí está la gran duda para el técnico francés ante un conjunto que acumula mucha gente por los carriles interiores del ataque y que si juegas con tres centrales más dos futbolistas por delante vas a tener menos posibilidades de ser vulnerable. Otra opción es mantener el 1-4-3-3, el dibujo habitual en ataque. Que, en fase defensiva, Nacho se meta como un tercer central y que tanto Lucas Vázquez como Mendy se conviertan en los carrileros.

Insistir en lo bien hecho

Más allá de esto, lo importante es controlar el balón, la velocidad del juego y las pérdidas, algo que se realizó muy bien en la ida, tanto en igualdad numérica como en superioridad. El Madrid no pudo ser presionado como a los italianos les hubiera gustado gracias a una gran precisión y personalidad en los pases, aspecto fundamental también para conseguir la clasificación para los cuartos.